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¿Más-carillas?

jueves, 12 marzo 2020 - 04:37
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    Por: Alberto Acosta-Burneo
     
    Imaginemos que estamos en el  estadio, todos tienen hambre,  pero solo hay un vendedor de  empanadas. Están caras porque son  las únicas empanadas disponibles.  Al rato, llegan más vendedores y el  precio de las empanadas baja. Entonces, hay suficientes empanadas  para todos los que las deseen.
     
    Lo mismo hubiese ocurrido con  los insumos para prevenir el coronavirus: mascarillas y gel desinfectante. El arribo del coronavirus a  Ecuador evidenció la arraigada presencia de mitos económicos. Fue generalizado el rechazo al incremento en los precios de estos insumos.  Se persiguió a los “especuladores”, a  quienes se acusó de no cobrar “precios justos”. Pero este razonamiento demuestra un profundo desconocimiento económico. Expliquemos.
     
    La realidad es que los precios  nacen de cuánto valoran las personas los bienes ofrecidos. En este caso, frente al coronavirus, la  población elevó su valoración de las mascarillas, provocando un incremento en su demanda y, consecuentemente, en su precio.
     
    La elevación en los precios es un  “llamado a la acción”. Funciona como un mecanismo de comunicación,  mediante el cual los consumidores  avisan a los emprendedores que desean más mascarillas. La elevación  de precios es la motivación que impulsa a los productores a priorizar  la inversión de recursos escasos para atender las necesidades más urgentes de los consumidores.
     
    Los denostados “especuladores”  son aquellos que arriesgan su capital y acuden al llamado de los consumidores cuando los precios suben.  En su afán de obtener utilidades,  encuentran oportunidades en proveer bienes a aquellas zonas en donde estos son más necesitados (en  donde los precios subieron). Mientras más emprendedores inviertan,  más rápido caen los precios.
     
    Sin embargo, frecuentemente  existen barreras en la comunicación  entre consumidores y productores  que tienen graves consecuencias.  La peor es el control de precios.  Cuando el gobierno decide prohibir incrementos de precios, anula el “llamado a la acción” a nuevos emprendedores para aumentar la oferta de mascarillas. Los controles de  precios solo se enfocan en los síntomas (precios más elevados), mas  no en el problema de fondo (la falta  de mascarillas). El resultado siempre es el mismo: escasez. ¿De qué  sirve que se mantenga su precio, si  no existe la cantidad suficiente para  que todos podamos protegernos?
     
    Otro limitante, son las barreras  de ingreso al mercado. Cuando los  emprendedores no pueden invertir  para incrementar la oferta, porque  existe una telaraña de: permisos, licencias, cupos, trámites, etc.
     
    No caigamos en el error de pensar  que la economía es estática. Si realmente nos preocupa el bienestar de la  población, la solución no son los controles de precios que solo producen  escasez (recordemos el ejemplo de Venezuela). La solución es restablecer la  comunicación con los emprendedores  y eliminar trabas para que ellos reaccionen rápidamente incrementando  su oferta de mascarillas, y así provocar una caída en sus precios. Solo de  esta manera, podremos garantizar  que exista suficientes insumos para  proteger a toda la población. 

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