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La feria de las vanidades

miércoles, 9 octubre 2019 - 03:38
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    Por segunda ocasión Ecuador ha optado por dejar  la OPEP. ¡Enhorabuena!  Los ingresos ocurrieron  por la vanidad de dos gobernantes: el general Guillermo Rodríguez Lara y Rafael Correa; y las  dos salidas se enmarcan en el  pragmatismo de Sixto Durán Ballén y Lenín Moreno, conscientes  del poco provecho de ser parte de  una organización por vanidad.
     
    A pesar de tener una producción marginal en el mercado petrolero, tanto Rodríguez Lara como  Correa querían sentirse en esa élite  de petro -millonarios. En 1973, Rodríguez Lara difundió su foto sobre  un camello anunciando el ingreso.  Delirante aplicó políticas ultranacionalistas que significaron el retraso de casi una década en el desarrollo de la industria. En tanto, Rafael  Correa regresó a la organización en  2007, 13 años después de que Durán Ballén la dejó. Lo hizo por apoyar a Hugo Chávez, quien actuaba como un solitario llanero latinoamericano en un cónclave de árabes.
     
    El expresidente Correa disfrutó de  los viajes, los banquetes y la opulencia de los gobernantes petroleros,  recibiendo regalos que dejó para un  museo. Sin embargo, todavía debe  explicaciones sobre algunos viajes  de aviones presidenciales sin tripulación a ciertos países de miembros  del cartel petrolero.
     
    El ser parte de la Organización  solo benefició a los mandatarios,  ministros de Energía y altos funcionarios de la estatal petrolera, que  viajaron a las reuniones internacionales de la OPEP y participaron de  su boato. En tanto, Ecuador tuvo  que contribuir con una cuota para  su mantenimiento y aceptar recortes  en su producción de crudo en los  momentos de mayor necesidad fiscal  y aunque muchas veces violó o pidió  permiso para no cumplir con todo el  volumen de la cuota de recorte asignada, hizo sacrificios innecesarios.
     
    ¿Qué recibió, en cambio? Se ha  especulado que información petrolera privilegiada. Una falacia. Antes  y más ahora en un mundo altamente digitalizado, ha existido abundante información de la industria del  crudo mundial fuera de la OPEP,  porque con excepción de Arabia Saudita, los mayores productores de petróleo del mundo –Estados Unidos,  Rusia– no han sido miembros del
    cartel. Tampoco se unieron otros  países latinoamericanos que producen más petróleo que Ecuador.  Colombia con 900.000 barriles diarios casi duplica nuestra producción  de 545.000 barriles y México con  1.675.000 la triplica. Los presidentes colombianos y mexicanos fueron más sagaces que los nuestros  y prefirieron la independencia y no  sujetarse a las cuotas cuando los  precios caen. Es decir pensaron en  sus países antes que en su vanidad.
     
    La membresía en el cartel fue,  además, un espejismo de riqueza que le impidió al país recibir créditos  destinados a países de ingresos medios por parte de la Unión Europea y  paradójicamente ni siquiera acceder  a algunos de los programas de la misma OPEP, como las becas para estudiar la industria, que hubiese sido de  gran utilidad para Ecuador.
     

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