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Golpe de timón

jueves, 14 julio 2022 - 12:07
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    Las dos terceras partes de países que han sufrido un estallido social tienen la probabilidad de volver a padecerlo en un año, según un índice creado por investigadores del Fondo Monetario Internacional. Uno de los factores determinantes es el poco avance para satisfacer las demandas de los manifestantes y el otro es el grado de penetración de la telefonía digital, que facilita la organización de los manifestantes. Después del estallido social de 2019, la pandemia del COVID-19 retrasó que se cumpla dicha probabilidad de que se repita el fenómeno en nuestro país. Sin embargo, Lenín Moreno desbordado por la pandemia y Guillermo Lasso también colmado por las exigencias de cumplir con su solución a través de un plan masivo de vacunación, poco o nada hicieron por desactivar la bomba que nos ha estallado durante 18 días.

    La tibia recuperación económica que venía experimentando el país, se ha borrado pues la paralización ha significado pérdidas por alrededor de 1.000 millones de dólares, sin contar el efecto de la suspensión de las actividades petroleras por la toma de pozos por parte de los manifestantes y la fractura social entre quienes hicieron el paro y quienes sufrieron sus consecuencias se ha profundizado de tal manera que se ve al Ecuador como un Estado fallido. Ha llegado la hora de dar un golpe de timón y el cambio de rumbo debe comenzar por quien dirige el país, el presidente Guillermo Lasso.

    Se salvó milagrosamente de ser destituido porque una mayoría silenciosa de ecuatorianos cree en la democracia. Ha quedado debilitado y por ende requiere una estructura nueva por las actuales circunstancias y así sobrevivir los tres años que le restan. Primero, necesita pensar y articular la política, que evidentemente es su mayor debilidad. Para ello debe escoger verdaderos estrategas que fijen un norte, coordinen con las fuerzas del orden la prevención de nuevos brotes de violencia y no vuelvan a cometer errores “de buena fe” como entregar a los manifestantes la Casa de la Cultura y lograr que solo se profundicen la violencia y el caos. Segundo, debe invertir en mejorar los servicios de Inteligencia y asegurarse que grupos guerrilleros sean desarticulados y puestos en manos de la justicia dando un seguimiento a los procesos judiciales para que no haya impunidad de quienes delinquen.

    Finalmente, es imperativo atacar a las causas del descontento indígena. El Presidente ganó con la votación de las provincias serranas, pobladas mayoritariamente por indígenas, pero ha postergado acciones concretas generales, que eviten que oportunistas se aprovechen de esas carencias para ocasionar el caos. El pedido principal de los indígenas es el costo del combustible. No les satisfizo los 15 centavos de rebaja. Ha llegado la hora de que finalmente se lo focalice de manera técnica y que se elimine el fantasma de futuras protestas.

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