El ministro del Interior Patricio Carrillo ha dicho que Ecuador se convirtió en exportador de drogas. De país de tránsito, ahora es un centro logístico desde el cual carteles mexicanos y colombianos envían droga al resto del mundo. No aconteció de un día para otro, según el ministro,tomó años. Se inició cuando en 2008 se terminó el convenio para mantener lo que había sido el elemento de mayor disuasión para el crimen organizado de narcóticos: la FOL o base de Manta. Esto facilitó que carteles de la droga y otras mafias aprovechen de la privilegiada ubicación geográfica del país entre los dos centros de mayor producción de drogas: Colombia y Perú para la logística y que además usen la dolarización para el lavado de dinero sucio. Tampoco ayudó al país el cambio de los servicios de Inteligencia vinculados al gobierno de Estados Unidos y Colombia, que monitoreaban el movimiento del narcotráfico para montar un servicio propio y, por último, el microtráfico se hizo general por una reforma en el Código Penal que eliminó la pena para quienes tenían en su poder dosis mínimas de droga. Así, dejamos de ser un país de paz y nos convertimos en un país de violencia. En las cárceles, las bandas criminales han cometido execrables matanzas por lograr su control, con 390 muertos en 2022 y en las calles, las disputas por el reparto de los territorios han ocasionado más de 2.000 muertes durante el primer semestre de este año. Los que pelean la guerra de las calles son jóvenes de los sectores más pobres convertidos en adictos que pagan el consumo de su adicción con servicios a los jefes de la droga. ¿Cómo salimos de esta peste que va contaminando toda la institucionalidad del país?
Hay algunos adelantos: la mejor preparación de la Policía especializada en Narcóticos y el buen uso de los servicios de Inteligencia para ubicar a las mafias ha permitido que Ecuador se convierta en el tercer país en el mundo con más capturas de droga, después de Estados Unidos y Colombia. Este año, se ha incautado 100 toneladas durante el primer semestre. Fuera de esto se ha atacado a capos del crimen organizado, como Leandro Norero, cuyo juicio está en curso. Sin embargo, la violencia generalizada está imparable desbordando a las fuerzas del orden. Será posible mejorar si en pocos meses se cuenta con sistemas de alta tecnología provenientes de Israel, como ha anunciado el Régimen. Igualmente, ha sido trascendental la cooperación con Estados Unidos y Colombia, países con muchos años de experiencia en la lucha contra esos poderosos enemigos. No obstante, hay otros estamentos claves todavía muy débiles como son el sistema judicial, donde funcionarios por dinero o por miedo dejan libres a delincuentes poderosos o la política, donde los dineros sucios crean o auspician candidatos que velen por sus intereses. La sociedad no puede descansar y debe estar vigilante para impedir que nuestro hermoso país se convierta como otros países de la región ya lo han hecho en narcoestados.
