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Las dictaduras y el periodismo

miércoles, 8 septiembre 2021 - 16:36
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    El lema del Washington Post, ícono de la investigación periodística estadounidense, es “la democracia muere en la oscuridad”. Los dictadores y sus aprendices así lo han comprendido. Utilizan la política de la zanahoria o el garrote con los medios. La zanahoria es la publicidad estatal, el garrote los juicios por supuestas infracciones. En Cuba, la más antigua de las dictaduras latinoamericanas, las pequeñas ventanas de opinión que habían llegado a través de Internet van a cerrarse con una nueva ley que considera un delito: relatar que hay hambre y que faltan medicinas y camas en hospitales para sobrellevar la pandemia en el paraíso del socialismo. En Venezuela, en cambio, lentamente fueron cerrándose esos espacios. Comenzó con el más importante canal de televisión, al cual Hugo Chávez no renovó la concesión y siguieron los demás medios. La última acción la dirigió Diosdado Cabello, quien demandó por injurias al diario El Nacional por artículos, basados en informes de la DEA, según los cuales el segundo hombre en Venezuela es el líder de una organización narcoterrorista El Cartel de los Soles. Con una corte amañada, Diosdado ganó la demanda y tomó posesión del diario. ¿Suena familiar?

    Estos deplorables eventos han dejado en segundo plano a lo que ocurre en Nicaragua y donde se cumple lo que decía la filósofa judía Hannah Arendt: “El más radical de los revolucionarios se convertirá en conservador al día siguiente después de la revolución. En condiciones de tiranía es más fácil actuar que pensar”. Daniel Ortega, la cabeza militar para derrocar al régimen de la familia Somoza, se ha convertido en una versión más avanzada y perversa de dicho régimen. Se ha quitado la careta de seudodemócrata y ha encarcelado a todos los adversarios políticos que puedan ganarle en las elecciones. Se ha ensañado con excompañeros de lucha y la familia Chamorro, cuyo padre murió asesinado por combatir a los Somoza. Tres hermanos son sus objetivos: a dos los tiene presos y a un tercero en el exilio por querer que Nicaragua sea democrática. Inclusive, el hermano de Ortega, Humberto, también exmilitar sandinista, dijo a CNN que ninguno de los presos es “terrorista” o corrupto como sostiene el régimen.

    Ecuador ha desbancado la oprobiosa ley mordaza, una de las más restrictivas del mundo creada por un aprendiz de dictador y ahora en la Asamblea se debaten sus reformas. Por el bien del país, inclusive de los asambleístas que defienden al aprendiz, es necesario que se apruebe una ley que garantice la libertad de expresión sin cortapisas. La linterna que alumbra lo que el poder quiere ocultar es el periodismo. Sin esa linterna, la democracia muere en silencio.

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