¿Imaginan un preescolar y un asilo de ancianos funcionando en un mismo lugar? Son las casas intergeneracionales. Especialistas destacan sus beneficios.
Días atrás, a través de las redes sociales, recibí el tráiler de un documental llamado “Presente Perfecto” de la cineasta Evan Briggs. Este nos muestra la interacción de niños de preescolar con adultos mayores. ¿Dónde? En Providence Mount St. Vincent (Washington, Estados Unidos), un lugar donde funcionan simultáneamente un asilo que alberga a 400 adultos y un centro de educación inicial de 125 niños. Durante los cinco días del año, ambos grupos comparten actividades como música, baile, arte, almuerzo, o visitas. Me puse a investigar un poco más sobre el tema, y encontré que en Alemania este tipo de casas existen desde 2003 y son una parte importante del plan estatal para adultos mayores. En un centro de Hanover se puede encontrar a adultos con demencia jugando con los infantes en una sala. Según Angela Shulz, trabajadora social de dicha casa entrevistada por un periodista del diario inglés The Guardian, “los niños se sienten más cómodos que los adultos tratando con pacientes con demencia... por lo que estos pacientes están más relajados aquí que en cualquier otro lugar”.
Por otro lado, de acuerdo a Lynda Spencer & Heidi Liss Radunovich, de la Universidad de Florida, existen varios beneficios de las relaciones intergeneracionales. Entre ellos están la oportunidad para pequeños y adultos mayores de adquirir nuevas destrezas, mayor comprensión de los niños sobre el proceso de envejecimiento que les permitirá a futuro aceptar con mayor facilidad el suyo propio e incluso que los niños que no tienen a sus abuelos cerca puedan llenar ese vacío y recibir afecto.
Por su parte, la gerontóloga ecuatoriana, Camila Valdivieso, resalta ventajas tanto físicas, cognitivas y emocionales para los adultos mayores. En cuanto al aspecto físico señala que “los movimientos de los niños suelen ser descoordinados, muy personales, ‘grandes y exagerados’ y esto le trae al adulto mayor una ‘nueva’ conciencia de su corporalidad. En el aspecto mental, Valdivieso resalta el desarrollo de la creatividad y flexibilidad: “Una pregunta (infantil) que parece irracional, un enojo por algo relativamente pequeño, una risa incontrolable por una situación de lo más común a los ojos de los adultos mayores los ‘obliga’ a ser recursivos, tener inventiva, es decir, a poner todo su potencial cognitivo a trabajar”. Finalmente destaca el impacto emocional al sostener que “el lazo afectivo que puede formarse con un niño de guardería o primeros años escolares, no se compara con otro. Lo que recibe el adulto mayor ayuda a mantenerlo conectado con la vida, a elevar su autoestima, a tener esperanza de los años por venir”.
El documental está aún en proceso de elaboración. Los invito a ver el tráiler en YouTube: