Salud por ti, profesor

Alegría Crespo

POR ALEGRÍA CRESPO CORDOVEZ
 
Estamos frente a la mayor transformación educativa del siglo. Esta pandemia que cayó, sin haber sido invitada, ha movido las bases de la sociedad, ha hecho que corramos buscando soluciones, salidas, parches... Padres y profesores se han volcado para mantener el proyecto educativo vigente. Ha sido agotador, no lo podemos negar; trajo frustración, lágrimas de cansancio, nostalgia de abrazos y juegos, ha sido muy duro. Pero seguimos ahí, al pie del cañón. Los profesores han transformado sus salas, dormitorios y cocinas en aulas y han dado todo por mantener el proceso de enseñanza y aprendizaje.
 
El 24 de enero se conmemoró el Día Mundial de la Educación, la Asamblea General de las Naciones Unidas lo celebra hace tres años. Yo conmemoro la educación desde mi nacimiento pues soy hija de educadores y crecí respirando educación. He entregado mi vida a la docencia desde la primera infancia y hoy formo profesionales, la educación es mi motor. La pandemia ha logrado que los profesores se flexibilicen, que aprendan sobre tecnología, sobre herramientas digitales, sobre comunicación online, que se adapten para seguir cumpliendo su maravillosa misión de enseñar. Todo esto ha traído muchísimos desafíos para mantener aprendiendo a nuestra niñez y adolescencia. Yo condecoraría a los docentes a diario porque son héroes y heroínas sin capa. Por eso, mi consigna hace ya 15 años es luchar por la revalorización docente, validando esta noble labor que cambia vidas. Los profesores merecen ser cuidados, tener salarios dignos, vacaciones largas y condiciones óptimas para mantenerlos motivados y contentos, entregados de corazón a esta profesión. Los profesores son el corazón de la educación, ese corazón no ha dejado de latir aún cuando no tenía fuerzas, ese corazón ha mantenido a niños y adolescentes educándose, aprendiendo, tratando de salir adelante. Considero que los padres de familia han visto el esfuerzo del profesorado, además de haber retomado su rol como principales formadores de sus hijos, rol que había pasado a segundo plano antes de la pandemia. Esta triangulación entre padres y escuela logra que se fortalezca el desarrollo de cada niño, niña y adolescente. Hoy, los profesores son más reconocidos, respetados y valorados socialmente, como lo merecen, como debe ser.
 
Recordemos que “La ignorancia es el peor enemigo de un pueblo que quiere ser libre” (Jonathan Hennessey), y que, si no apostamos hoy con urgencia por la educación, nos hundiremos en la pandemia de la ignorancia. Valoremos a los docentes, celebremos diariamente a la educación, construyamos un mundo mejor educándonos y educando a nuestros hijos, quienes son el presente y el futuro.
 
Hoy y siempre brindo por ti, profesor.