¿Somos un país rico?

Alberto Acosta-Burneo

POR ALBERTO ACOSTA-BURNEO
 
Es común caer en el error de pensar que somos un país rico porque tenemos muchos recursos naturales, pero que nos empobrecimos por culpa de los políticos, de los empresarios, del imperio, de la conquista española o de cualquier otro chivo expiatorio del momento. La realidad es otra.
 
La riqueza no existe separada de la actividad humana que es la única que puede transformar la materia en algo valorado por las personas. Por ejemplo, podemos tener vetas de oro de clase mundial en el subsuelo, pero solo serán riqueza si son extraídas para su venta. Podemos tener las mejores planicies para la agricultura, pero si no las utilizamos adecuadamente, no generarán riqueza para los ciudadanos.
 
Mientras no seamos mejores productores, no seremos un país rico. Entonces, la pregunta es cómo ser mejores productores. Los economistas responderemos que la clave está en la acumulación de capital físico (máquinas, equipos, tecnología). Esto es cierto, ya que estas herramientas permiten mejorar la productividad del trabajo (producir más con menor esfuerzo y mayor eficiencia). Sin embargo, a pesar de que el capital físico es necesario, es insuficiente para el desarrollo. Por ejemplo, si se regala capital a un país pobre lo más probable es que lo desperdiciará, ya que la principal restricción para el desarrollo no es el capital, sino las ideas. Expliquemos.
 
¡No son los ladrillos, sino las ideas lo que realmente importa! Para que las ideas florezcan es necesario liberar las mentes. Esto solo es posible en un entorno basado en las ideas liberales de igualdad, libertad y justicia para todos los ciudadanos. Significa construir una sociedad en donde las instituciones permitan que cada ser humano siga su propio plan y su propia manera de hacer las cosas, es decir, permitir que la innovación sea el motor del crecimiento en un ambiente propicio para la inversión. Reduzcamos la coerción sobre los ciudadanos y permitamos que mayor cantidad de relaciones sean voluntarias. El resultado, será un círculo virtuoso que nos llevará a una sociedad próspera. ¿Qué esperamos?