La familia que lo dejó todo para recorrer el mundo en un camión estuvo en Ecuador
Salieron de Argentina para viajar hacia Alaska en un Mercedes-Benz 1114, modelo 1982, acondicionado como una casa rodante. La familia de cinco tiene cuatro años viajando y no piensan regresar.
Gerardo conoció a Flor en un hogar de niños en San Pedro, Provincia de Buenos Aires. Flor tenía 4 años colaborando con el Hogar María Aroza de Gomendio cuando Gerardo apareció un día con una nariz de payaso a jugar con los pequeños.
“Yo terminé estando 14 años en el Hogar y ‘Gera’ 10 años, ambos con un compromiso muy fuerte con los niños. Ahí empezó nuestra historia de amor, fuimos novios y padres sin serlos criando hijos de corazón”, recuerda la mamá de Rufino, Margarita e Iruya.
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Gerardo y Florencia siempre supieron que iban a vivir una vida de aventuras y sueños y todo se concretó el 24 de diciembre del 2018 cuando Gerardo levantó su copa y dijo a sus amigos: “Voy a pedir un aplauso y brindis porque con Flor nos vamos a recorrer América”. En ese momento Gerardo empezó a soltar todo desde los muebles hasta los carros para emprender el viaje de su vida.
“Alas por el Mundo” es el nombre de la aventura que vive esta familia argentina, en un camión Mercedes-Benz 1114, modelo 1982, acondicionado como una casa rodante. El viaje se inició hace cuatro años en Argentina, teniendo como objetivo llegar a Alaska.
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“Desde que salimos recorrimos todo Argentina, desde Ushuaia a la quiaca, todo Paraguay, Brasil, Uruguay, Bolivia, Perú, Ecuador... Ya hemos recorrido 45.000 km y más de 500 ciudades”, relata ‘Gera que trabajó 15 años como gerente de banco teniendo una carrera profesional ascendente, pero sentía que los sueños son la razón de ser de una persona.
Este viaje se convirtió en un estilo de vida para toda la familia. “Cuando salimos pensamos que en dos años íbamos a llegar a Alaska, ya vamos por casi cuatro y todavía nos encontramos por la mitad del mundo. Nos dimos cuenta que el viaje nuestro no es solo avanzar, sacarse una foto y seguir, sino que es aprender, convivir, conocer las culturas y la gastronomía de los lugares. No es en línea recta sino que es sinuoso como los caminos que nos toca atravesar”, explica Gerardo.
“La bondad, la gentileza, el amor, es lo que rescatamos. En este viaje tenemos miles de paisajes guardados en la retina, pero lo que lo hace diferente es la gente, y Ecuador no fue la excepción. Un país increíble desde lo natural, Ecuador nos abrazó con el alma. Hemos hecho muchos amigos que a lo largo de nuestra visita se han transformado en familia. Entramos por la frontera con Perú, siguiendo por Huaquillas luego la reserva de Arenillas, Girón, Cuenca, Gualaceo, Paute, Azogues, Macas, Puyo, Baños, Pujilí, Quito, Cayambe, Otavalo, Ibarra y Tulcán. ¡Un encanto de país!”, sentencia Gerardo.
“Alas por el Mundo” se convirtió en un desafío para la educación de los tres niños que estudian de manera virtual en un sistema educativo que está avalado por el ministerio argentino.
“Cuando salimos de viaje Rufino tenía 6 años, Margarita al mes cumplió los 4 años e Iruya salió con 8 meses. Hoy tienen 10, 7 y 4. Ellos se dedican a jugar con niños distintos todos los días y crecen en su unión de hermanos. En Ushuaia vieron ballenas saltar por el aire, estuvimos en la cueva de las manos en Santa Cruz, Argentina y contemplaron las primeras pinturas originarias del arte rupestre, conocieron el Machu Picchu en Perú, recuerdan la noche llena de estrellas qué vivimos en el salar de Uyuni, Bolivia”, cuenta Flor que vive la maternidad como un aprendizaje continuo.