Aurelio Ortega y Valdez, el sombrerero del Ecuador que quiere ser el número uno del mundo
El heredero cuencano de una tradición familiar que empezó a laborar el sombrero paja toquilla en 1894 decidió migrar a Madrid para ganar el premio al mejor sombrero del mundo.
Apasionado por la filosofía y la política, Aurelio Ortega (32) es una verdadera enciclopedia del Ecuador. Conversar con él es remontar a la época del gobierno de Eloy Alfaro donde el comercio de la paja toquilla era el segundo rubro de exportación más importante para Ecuador, después del cacao.
En cuanto a los inicios de la empresa todo empezó con Aurelio Ortega García que se encargaba de la producción del sombrero de paja toquilla luego su hijo Aurelio Ortega Peñafiel no dudó en aventurarse con dos amigos por la ruta de “El Cajas” para llegar a caballo hasta el puerto de Guayaquil, donde vendía sus sombreros “a bordo”, a los comerciantes que los llevaban hasta Panamá.
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“Con mi padre Jaime Ortega Ramírez empezó el mundo del fax, del e-mail, de las transferencias internacionales para recibir dinero en tres o cuatro días. Hoy, todo este trámite se puede resolver en 30 o 40 minutos”, asevera Aurelio cuya niñez se asemeja a largas caminatas con su padre Jaime en los alrededores de Sigsig, Paute y Gualaceo en búsqueda de tejedores para elaborar los sombreros.
“La paja se divide en hebras cada vez más finas, lo que determina la calidad y el precio del sombrero. La elaboración de un sombrero puede variar entre una semana y cuatro meses”, asevera Aurelio cuyos sombreros registran 50 grados de calidad y precios desde los 30 hasta los 5.000 dólares.
Desde el año 2011 Aurelio tiene su propia marca dentro de la empresa familiar y cuando falleció su padre hace tres años sintió la necesidad de dar un giro al negocio: “Fui proveedor de Hermés y Borsalino, y muchas otras marcas de lujo. Ellos nos compran el sombrero casi terminado, le ponen su marca y lo venden cuatro veces más caro”, asegura el último heredero de la dinastía Ortega. “Ya tomé la decisión de migrar a Madrid y empezar a dar a conocer mi marca al mundo y evidenciar el hecho de que Ecuador es la tierra de la paja toquilla. Mi objetivo es ganar el premio al mejor sombrero del mundo que siempre se llevan los franceses, italianos o norteamericanos sin tener el conocimiento de causa desde la esencia”, detalla el hombre que quiere destacar la técnica ancestral de los artesanos tejedores ecuatorianos que forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO desde el 2012.
El año pasado Aurelio viajó a Madrid para presentar sus productos en una feria internacional, lo acompañó Martita, tejedora de Sigsig. Era su primer viaje fuera del Ecuador. Fue la estrella del evento y se dio cuenta que su labor hacía brillar el Ecuador. “Es muy difícil que el mundo acepte que el sombrero de paja toquilla es ecuatoriano. El término de “Panamá Hat” es demasiado anclado en la memoria colectiva. Lo que sí voy a hacer es hacer visible el trabajo de nuestros artesanos y convertirme en el mejor sombrerero del mundo”.