“A son of man”, la propuesta nacional para los Premios Oscar

Carolina Farfán
Se interpretan a sí mismos. Pipe Fernández-Salvador

Cuando muere su abuelo, Pipe –que vive en un internado de Estados Unidos– recibe una carta de su padre, Luis Felipe, a quien casi nunca ve. El sobre contiene un boleto a Ecuador. Una invitación para que continúe una a la tradición familiar: la búsqueda del legendario oro de Atahualpa, supuestamente escondido por Rumiñahui en algún lugar de los inhóspitos montes Llanganates. Así empieza “A son of man”, la película que la Academia de las Artes Audiovisuales y Cinematográficas del Ecuador envió como la propuesta nacional para los Premios Oscar en la categoría Mejor película de habla no inglesa.
 
“A son of man” tuvo un breve estreno en el Ochoymedio, en Quito, y estará en las carteleras nacionales en diciembre o inicios de 2019. Es una propuesta inusual donde los personajes se representan a sí mismos y cuya historia los atraviesa personalmente. Luis Felipe Fernández-Salvador, quien dirige y actúa en la película, es el padre de Pipe. El abuelo, Andrés Fernández-Salvador, murió en 2017 y realmente se pasó la vida buscando el tesoro perdido de Atahualpa. Luis Felipe lo acompañó en muchas de las expediciones que hacía cada año, y la idea de llevar al cine una aventura que trasciende generaciones se instaló en su mente hace 10 años.
 
Pero está muy lejos de ser una película casera. Con un presupuesto de 15 millones de dólares, rodada en escenarios naturales impresionantes, y una factura técnica de primer nivel, es seguramente el filme nacional que más tiempo y dinero ha costado. Cuenta entre sus asesores al compositor argentino Gustavo Santaolalla, y la dirección de fotografía estuvo a cargo de Benjamín Echazarreta, responsable de las imágenes de “Una mujer fantástica”, la cinta chilena que ganó el Oscar este año. Fernández-Salvador ha dicho que su intención fue crear un “realismo fantástico” para contar su propia historia. Para entender mejor a la estética de “A son of man” conviene prestar atención al argentino Pablo Agüero, el codirector. Su última película, “Eva no duerme”, es una cinta con rasgos experimentales sobre el cuerpo embalsamado y secuestrado de Eva Perón, donde lo real y la fantasía se mezclan extraña, oscura, pero exitosamente. Está en Netflix.
 
Rodado en escenarios naturales impresionantes, y una factura técnica de primer nivel, es seguramente el filme nacional que más tiempo y dinero ha costado.
 
“A son of man” también es una película rara, con escenas surrealistas y metáforas a las que hay que seguirles la pista. Su selección para los Oscar ha causado polémica en el ambiente cinematográfico nacional, hay quienes la consideran un capricho grandilocuente. Fernández-Salvador proviene de una familia acaudalada y ha invertido su patrimonio en este filme, quizá más de lo que su padre gastó en buscar el tesoro de Atahualpa. Su deseo por acariciar la dorada estatuilla es una especie de continuidad de ese sueño.
 
El camino al Oscar
 
La Academia de las Artes Audiovisuales y Cinematográficas del Ecuador se formó en 2016, integrada por personas vinculadas al cine nacional, y su principal labor es seleccionar las películas que representan al país en premios como los Oscar y el Goya. “A son of man” es la tercera película que la Academia nacional envía a los Oscar. El año pasado la elegida fue “Alba”, de Cristina Barragán, y en 2016 “Sin muertos no hay carnaval”, de Sebastián Cordero. En diciembre se anunciará las nueve finalistas y en enero cuáles serán las cinco películas que en 2019 competirán por wla ansiada presea.