El dolor de las madres de desaparecidos en Ecuador: 'Lucharé hasta el último día de mi existencia'
Un Día de las Madres doloroso en Ecuador para quienes no para de buscar a sus hijos desaparecidos.
Este domingo Katty Bustos no recibirá una tarjeta o una rosa por el Día de las Madres. No sabe si el sentimiento de no tener a sus dos hijos este día será más duro que la noche del 8 de diciembre, cuando desaparecieron, o la del 24 de diciembre cuando encontraron los cuerpos de los niños de las Malvinas, el caso que ha sacudido al país en los últimos meses.
Ella alumbró y educó a Ismael y Josué como cualquier otra madre, esperando un futuro prometedor. Y ellos hacían su parte: iban a la escuela, hacían deporte y asistían a la iglesia en el populoso barrio Las Malvinas, al sur de Guayaquil. Las madres de los otros dos chicos también están devastadas. Aunque saben que no los volverán a ver, al menos quieren justicia para que otras madres no tengan que padecer este dolor.
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“Va a ser un día muy duro porque no voy a poder escucharlos o tener ese detalle”, dijo la madre sosteniendo una biblia, en una manifestación que hicieron familiares de desaparecidos esta semana frente al Palacio de Gobierno, en Quito, pidiendo justicia.
Pero no son los únicos. Hay más de una docena de casos de presuntas desapariciones forzadas y miles de otras desapariciones que han ocurrido en contextos distintos durante los últimos años, según organizaciones sociales.
Las desapariciones en Ecuador van en aumento. Solo en el 2020, el Ministerio del Interior registró 227 casos. Una cifra que se cuadriplicó en el 2024, cuando hubo 838. Mientras, si se suman las estadísticas de los últimos cuatro años, el resultado es abrumador: 2.749 desaparecidos.
Estos números son parte de un reciente informe de la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec), el cual concluye que “el acceso a verdad, justicia y memoria no se garantiza para las víctimas directas ni para sus familias, más aún esta situación se agrava cuando intervienen factores como raza, nivel socioeconómico o la localidad”.
Por su parte, Ingrid García, coordinadora ejecutiva de INREDH, otra organización que lucha por los Derechos Humanos, explicó que, si bien existe la Ley Orgánica en Casos de Personas Desaparecidas y Extraviadas (2019), la problemática aún sigue sin resolverse.
Algunas personas desaparecieron en manos de militares o de un pastor. Otras, en cambio, salieron a comprar algo o se dirigían a la universidad. Incluso llegaron a un hospital, pero nunca regresaron. En la mayoría de casos, son las madres quienes mantienen viva su memoria, pero a la vez sienten el dolor de una búsqueda sin respuestas.
LA LUCHA POR ENCONTRARLOS
Las madres generalmente lideran la lucha por la justicia. Es el caso de Elizabeth Rodríguez, progenitora de Juliana Campoverde, quien lleva 13 años desaparecida.
Si bien ya existe un condenado, el pastor evangélico Jonathan Carrillo, quien confesó que tiró el cuerpo de la joven a una quebrada en Bellavista (Quito), todavía no se han cumplido las medidas de reparación ordenadas en la sentencia, que data del 2019. Una de ellas, es que las autoridades sigan en la búsqueda de los restos.
“Quiero que las investigaciones no cesen hasta encontrarla. En el 2023 hicieron la última búsqueda, pero hallaron restos que no corresponden al ADN de mi hija”, explicó Elizabeth.
Para ella, este Día de la Madre será otra fecha más en la que recordará “el dolor, vacío e incertidumbre” de no tener a su lado a Juliana, quien solía escribirle cartas, poemas o un simple “te amo tanto, mami” alegraba el corazón de Elizabeth.
Maribel Angulo tampoco descansará hasta encontrar a su hijo Álvaro Nazareno, quien desapareció dentro del Hospital Eugenio Espejo en Quito, en marzo del 2011. El joven padecía una enfermedad catastrófica, pero su cuadro empeoró y lo ingresaron a la casa de salud con la esperanza de que lo salvaran, sin embargo, nunca más lo volvieron a ver.
“En el hospital dijeron que nunca lo habían llevado y que era mentira. Después, la fiscal hizo un allanamiento y encontró el expediente médico. Hasta ahora no se sabe qué pasó”, comentó Angulo.
Ella recuerda a su hijo como un hombre cariñoso y detallista. Le traía cangrejos desde Esmeraldas por el Día de la Madre. Desde que el joven de 27 años desapareció, esta fecha ya no ha vuelto ser como antes.
Las desapariciones continúan multiplicándose y este 2025 no ha sido la excepción. El Ministerio del Interior registra 1.727 casos hasta marzo, de ese número más de 350 personas aún no son localizadas.
Una de ellas es Janine Aileen Ontaneda, de quien no se conoce nada desde el siete de abril, cuando salió a la Universidad Central en Quito, pero no retornó a su hogar.
“Mi hija era cariñosa, por el Día de las Madres me hacía cartas con mis fotos. Este domingo va a ser un día muy triste porque ella no está, pero estará en mi corazón como siempre”, menciona Ofelia Acevedo, quien pide ayuda de las autoridades no dejar pasar más tiempo para encontrarla.
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DESAPARICIÓN FORZADA
Otro fenómeno creciente en el Ecuador son las desapariciones forzadas en las que están implicados militares. El Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH) contabiliza 33 casos desde que se inició el conflicto armado interno, una medida impulsada por el presidente Daniel Noboa para combatir a las mafias narcoterroristas.
Este tipo de desapariciones ocurrieron mayoritariamente en la provincia de Los Ríos, pero también en Esmeraldas y Guayaquil.
“En un Estado de derecho no pueden ocurrir este tipo de graves violaciones a los derechos humanos”, asegura Fernando Bastias, representante del CDH, quien recalca que la Defensoría del Pueblo registra nueve casos más.
Todos siguen en investigación previa, a excepción del caso Malvinas, en el que se llamó a una audiencia preparatoria de juicio contra 17 militares, que llevaron desde Guayaquil a Steven Medina (11 años), Josué Arroyo (14 años) Nehemías Saúl Arboleda e Ismael Arroyo (15 años) hasta Taura.
Para las madres de los menores, este domingo será una fecha marcada por el dolor y la incertidumbre. Katty Bustos, madre de Ismael y Josué, recuerda que sus hijos siempre la recibían con una sonrisa, una rosa o una tarjeta por el Día de la Madre.
Este año, en cambio, “va a ser un día muy duro porque no los voy a poder escucharlos o tener se detalle”, manifiesta la madre sosteniendo una biblia. Ella afirma que “aunque la justicia del hombre tarde o nunca llegue, la justicia divina siempre ocurrirá a su tiempo”.
En cambio, Johanna Arboleda, madre de Nehemías Saúl, describe a su hijo como una persona alegre, sonriente, cariñoso y apasionado por el canto. Por el Día de la Madre, el adolescente le hacía un desayuno, le daba flores y regalos. “Ahora este domingo será triste porque no voy a tener a mi hijo conmigo”.
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CASOS SIN RESPUESTA
En el caso Malvinas la presión mediática hizo que las Fuerzas Armadas faciliten cierta información, pero en los otros hechos de presunta desaparición forzada no ha ocurrido lo mismo.
Fernando Bastias, del CDH, indica que el Ministerio de Defensa se ha negado a brindar datos porque supuestamente es confidencial, “lo cual es ilegal porque en Ecuador por sentencia de la Corte Interamericana no se puede prohibir información cuando se está investigando graves violaciones de derechos humanos”.
Por ejemplo, en el caso de Jonathan Daniel Villón Velasco, quien desapareció el 9 de diciembre del 2024 en Nueva Prosperina (Guayaquil). Su madre indica que la Fiscalía ha pedido datos de la patrulla militar que se lo llevó, pero no hay respuesta.
“Estoy muerta en vida, pido que me devuelvan a mi hijo vivo, así como se lo llevaron”, dijo la madre, quien junto a las demás progenitoras de víctimas de desaparición forzada prefirieron guardar su identidad para evitar represalias.
Otra madre, en cambio, comentó que su hijo Justin Valverde Álava desapareció el 25 de noviembre del 2024 en el sector de Mata de Cacao en la provincia de Los Ríos. El joven de 20 años salió en su moto para ponerle gasolina, pero una patrulla militar lo interceptó y hasta ahora no aparece.
“Lo que quiero por el Día de la Madre es que me lo devuelvan, sea como sea y que me digan por qué se lo llevaron”, pide la mujer, quien narra que ha viajado hasta un retén militar en Loja, donde le dijeron que podría estar su hijo, pero no halló respuestas.
Entre más pasa el tiempo, la situación de un desaparecido se agrava porque las evidencias se pueden perder o modificar, pero también se acentúa la incertidumbre de las familias, explica Bastias.
Las madres de desaparecidos han transformado su dolor en lucha y resistencia "ante un Estado indolente", que no da luces de brindar un adecuado tratamiento a los casos y peor aún el cumplimiento de las medidas de reparación, aseguran.