El Cometa 3I/ATLAS reabre el debate sobre un posible mensaje extraterrestre

Un análisis sugiere que el origen estaría vinculado al cometa 3I/ATLAS.

La enigmática señal “Wow!” de 1977 vuelve a generar debate científico.
Ilse Herrera Marañón

Han pasado casi cinco décadas desde que el radiotelescopio Big Ear captara una extraña transmisión en la frecuencia de 1420 MHz, el 15 de agosto de 1977. Aquel registro, conocido como señal “Wow!”, todavía no tiene una explicación definitiva. Ahora, una nueva hipótesis revive el debate: el fenómeno podría estar relacionado con el cometa interestelar 3I/ATLAS, que en ese momento cruzaba el cielo rumbo al Sol.

La NASA y la ESA planean nuevas observaciones en los próximos meses.

El planteamiento surge de los cálculos del físico Avi Loeb, quien asegura que el objeto se encontraba a solo unos grados de la región desde la cual se detectó la señal. Según el investigador, la probabilidad de que ambas coincidencias ocurran al azar es menor al 1 %.

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El hallazgo resulta aún más intrigante porque la intensidad registrada requeriría una potencia de entre 0,5 y 2 gigavatios, es decir, la capacidad de un reactor nuclear. Además, el pequeño corrimiento observado en la frecuencia coincide con la velocidad del 3I/ATLAS en su aproximación al Sistema Solar.

El hallazgo plantea un dilema: ¿cómo reaccionar ante una señal alienígena?

Pese a estas coincidencias, los radiotelescopios actuales no han identificado emisiones provenientes del cometa. La NASA y la Agencia Espacial Europea tienen previsto realizar observaciones adicionales desde sondas en Marte y Júpiter, con el fin de obtener datos concluyentes.

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Antes de esta nueva propuesta, los intentos de explicación habían girado en torno a fenómenos naturales, como emisiones de hidrógeno de nubes interestelares o destellos provocados por magnetares.

Pero si se comprobara que el origen de la señal es artificial, el escenario sería distinto. La comunidad científica ya discute cómo debería reaccionar la humanidad: algunos sugieren responder mediante transmisiones electromagnéticas, mientras que otros consideran la posibilidad de enviar sondas o interceptores hacia la trayectoria del objeto.