Coach o nutricionista: ¿A quién escuchar?
Uno de los fenómenos que ha sucedido simultáneamente con el boom de los influencers en las redes sociales son los coachs.
Ofrecen orientación sobre cómo estar en forma a través de cambios en la nutrición o a través de la práctica de ciertos ejercicios. Como prueba de su eficacia exponen figuras impresionantes que, inconscientemente, actúan en sus seguidores o clientes como garantía implícita de confiabilidad (“yo quiero verme así”).
Específicamente en el tema de nutrición, hay una oferta variada de centros e institutos que ofrecen, en directo o vía online, certificaciones de que han seguido un curso que las prepara asesoras en alimentación. El tiempo de estudios tiene una duración que varía entre seis meses y año y medio.
Junto con el furor de estos nuevos asesores, han empezado a aparecer en las redes, las voces de quienes han presentado problemas de salud por seguir consejos y pautas de alimentación de algunos de ellos. Aumento considerable del colesterol, anemias e inflamación intestinal son mencionados como resultados comunes a varias personas que siguieron planificaciones alimenticias diseñadas por personas que no reúnen los requisitos para hacerlo.
En nuestro país existe la carrera de nutrición que se estudia durante cuatro o cinco años en la universidad. Los egresados de esta carrera están autorizados para señalar dietas o tratamientos nutricionales a pacientes, tanto para bajar de peso como para tratar enfermedades. Sin embargo, ellos no pueden dar diagnósticos, quien puede hacerlo es el médico. Hay una especialidad dentro del campo de la medicina que se dedica a la nutrición y otorga el título de médico nutriólogo.
Delimitar funciones
María José Viteri, es médica nutrióloga, por lo tanto puede pautar planes nutricionales basados en su interpretación de exámenes bioquímicos, dar un diagnóstico y atender de manera integral las necesidades de un paciente que buscan tratar enfermedades o de quienes quieren mejorar su nutrición o bajar de peso de manera saludable.
“El trabajo de un health coach debería ser un acompañamiento para el paciente al que se le hace muy difícil seguir la dieta que el nutricionista o el médico le ha indicado.
Personalmente, de acuerdo a cada caso, presento una gama de posibilidades, quien tiene un diagnóstico de depresión un psiquiatra, quien está viviendo un momento especialmente duro o estrés postraumático, un psicólogo, y recomiendo un coach para quien necesita motivación”.
La especialista señala la importancia de que cada paciente sea exigente con la certificación profesional o académica de quien lo va a atender y agrega que está bien que a una persona una dieta le haya funcionado y se vea muy bien, pero que eso no significa que tiene el conocimiento necesario para aplicarlo a otros pacientes.
De hecho, un estudio liderado por Melinda H. Huffman, cofundadora de la Sociedad Nacional de Health Coachs en Estados Unidos, indica que la cantidad de personas que se dedican a ofrecer este tipo de ayuda a pacientes ha aumentado de forma considerable en los últimos cinco años al igual que la variedad de oferta de cursos relacionados.
Sin embargo, coincide en que debe especificarse claramente cuáles son las funciones que se pueden ejercer, “El estado de Florida ha pasado regulaciones limitando quiénes son las personas que pueden conducir asesorías nutricionales debido a prácticas cuestionables realizadas por negocios relacionados con la nutrición a cargo de individuos sin las acreditaciones necesarias para hacerlo.
Otros estados se han sumado a este movimiento”, señala y advierte el riesgo que puede significar otorgar licencias y certificados que puedan inducir al público a creer que pueden impartir guías de alimentación. Recalca que la función de los health coachs está relacionada con el establecimiento de una agenda para el alcance de objetivos establecidos por el médico tratante y facilitar el cambio de comportamiento, utilizando herramientas de intervención basadas en evidencia como efectivas para prevenir y tratar condiciones de salud.
Chris Kresser, especialista en Medicina Funcional, considera que un acompañamiento adicional y posterior al diagnóstico médico puede traer muchos beneficios que pueden llegar a revertir patologías, lo cual baja los costos en inversión individual y colectiva en salud, “y provee a los pacientes un tipo de cuidado, vital y a veces inexistente, para apoyarlos en la implementación de cambios permanentes en sus dietas, estilo de vida, cambios en el comportamiento, manejo del estrés, mientras se recibe apoyo moral y emocional”.
La doctora Viteri recalca que el problema surge cuando se traspasan los límites. “He visto pacientes que han sido tratados por personas que no son ni nutricionistas ni médicas y les han mandado a seguir dietas ilógicamente restrictivas, como el caso de una joven a la que le pautaron una dieta de solo pollo en el desayuno, almuerzo y cena. La joven bajó ocho libras pero se sentía muy mal. Ninguna dieta que se base en eliminar uno o más grupos de alimentos puede ser correcta”.
Riesgos a considerar
Diversas asociaciones de cardiólogos alrededor del mundo advierte el riesgo de un incremento de los niveles de colesterol y su consiguiente repercusión en la salud cardiovascular de la dieta keto. Una que está de moda y que es ofrecida al público en general a través de las redes sociales. Esta dieta se basa en bajar el consumo de carbohidratos a 50 gramos al día o menos, para ayudar al cuerpo a alcanzar el estado de cetosis, en el que se empieza a quemar grasa en vez de azúcar para obtener energía. Si no es realizada bajo control médico puede causar tanto malestar como problemas serios en la salud.
Entre las molestias más frecuentes en quienes siguen la dieta keto están molestias gastrointestinales y diarrea. En personas con diabetes, puede gatillar una peligrosa condición llamada cetoacidosis, que hace la sangre muy ácida y puede afectar hígado, riñones y cerebro.
Los expertos concuerdan en que las personas que la siguen para bajar de peso, generalmente vuelven a recuperarlo cuando ingresan nuevamente los carbohidratos en su alimentación. Pero como su efectividad a corto plazo en reducción de peso es indiscutible, es una de las alternativas que siguen quienes buscan lucir delgados en eventos especiales.
Por eso la llaman la dieta de las novias y de la mamá de las novias. Lo más común es que una vez que queden registradas en la foto del evento y vuelvan a su ingesta de comida normal, el peso regrese a su estado habitual.
“El riesgo de la dieta keto es que los valores de colesterol, triglicéridos y ácido úrico en sangre se elevan, y si una persona antes de seguirla ya presenta estos valores incrementados, con esta dieta van a aumentar aún más.
Hay casos especiales, como los pacientes con sobrepeso que necesitan realizarse una cirugía por ejemplo, a quienes el cirujano les dice que no los puede llevar a quirófano hasta que bajen de peso, entonces se puede aplicar esta dieta bajo estricta supervisión médica, por pocos días, hasta que se logre el objetivo”, dice la especialista y aclara que después de alcanzar la meta, inclusive la reintroducción de carbohidratos también debe ser controlada por un médico.
Etiquetas y semáforos
Además de considerar a quiénes se confía la salud alimenticia, la doctora Viteri recomienda también aprender a leer el contenido de los alimentos a través de los ingredientes de sus empaques.
“Más que las frases destacadas, es importante leer qué es lo que contienen. Eso no se puede alterar”, pero aclara que existen productos que se promocionan como “aptos para diabéticos”, cuando, en realidad, contienen ingredientes como maltodextrina y otros que son sinónimos de azúcar nutricionalmente hablando.
Indica que los ingredientes que aparecen en la etiqueta enumerados lo hacen en orden de presencia, el primero en aparecer es el más abundante.
“Sobre todo cuando se trata de carbohidratos, se debe tomar en cuenta los tres primeros y ninguno de ellos debe ser azúcar. De ellos, por lo menos dos deben ser carbohidratos complejos (harina integral, harina de trigo integral fortificado, cereales y semillas.
Uno puede ser simple (harina de trigo, miel o fructosa)”, señala y finaliza diciendo lo ideal es comer la mayor cantidad de comida real y muy pocos procesados, por su contenido de químicos y porque tiene bajo contenido de vitaminas y minerales de origen natural.