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Recetas que matan: 17 provincias superan el promedio de desnutrición crónica infantil nacional

martes, 1 diciembre 2020 - 08:46
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Medio millón de  menores de cinco  años tienen un bajo  rendimiento escolar,  crecen menos del  promedio y tendrán pocas  oportunidades en la vida.  En 17 provincias  se supera el  promedio de  desnutrición  crónica infantil  nacional. El gobierno  lo sabe, la pregunta es…  ¿le importa? 
 
S e dice fácil: en el cantón costeño de  Santa Elena, uno de cada tres niños  tiene desnutrición crónica infantil.  En la parroquia Guangaje, en Cotopaxi,  uno de cada dos... Y aunque son cifras oficiales y de horror, los últimos gobiernos  han firmado un pacto no escrito, un acuerdo infame que condena a la población más  desamparada a sobrevivir en la indigencia.
 
En la vida de las criaturas desnutridas  no hay sorpresas. Aunque indefensas, pelean la infancia con agudos instintos primitivos de conservación. Pero no siempre  con éxito. La tasa de mortalidad infantil  en comunidades indígenas es hasta tres veces superior al promedio nacional.
 
Luego, la adolescencia llega como un  aleteo fugaz, tan breve y violento, que no  hay transición entre jugar a la rayuela y  cuidar a guaguas propios. En comunidades rurales el índice de natalidad oscila  entre cuatro y siete hijos por mujer.
 
Viajamos a Guangaje, 134 kilómetros al sur de Quito. Tiene casi 13 mil habitantes en su mayoría quichua hablantes que  se dedican a tareas agrícolas. Las 32 comunidades de la parroquia están asentadas entre los 3.200 a 4.200 metros sobre  el nivel del mar. Allí no hay infraestructura para distribuir agua potable: El cultivo  de la tierra y la vida misma depende de la lluvia.
 
Al llegar, encontramos a la familia Cuchiparte trabajando en un  sembrío. A pesar del empeño, no hay forma: “Acá  es difícil sobrevivir, es esta  comunidad la más pobre,  la más seca. A veces llueve a veces no, sembramos  y no da nada”, asegura Julio, padre de cuatro niños  entre ocho y 13 años que  comparten las tareas escolares con el arado. 
 
Esperan cosechar mellocos, habas,  ocas, pero la tierra es árida y la ventisca  arrasa con la siembra, “para el almuercito  comemos papitas, a veces habitas, así con  sopita de cebada. Fruta a veces, carne no  hay nada”, remarca Cuchiparte.
 
Está comprobado que los primeros mil días de vida son determinantes para el infante, marcan su futuro. Si no recibe una dieta mínima y  variada, sufre impactos severos. El nutricionista José Julio Villalba comenta:  “Los niños quedan lesionados en sus cerebros. Las  neuronas no alcanzan un  desarrollo significativo...  Estos niños, a futuro, tendrán más probabilidades  de tener afecciones respiratorias, diarrea y serán  más enfermizos”. 
 
Versión oficial
Según Alba Jalón, exviceministra de Inclusión Económica y Social, los programas sociales del gobierno asisten eficientemente a la población rural y llegan con  infraestructura para dotar de agua potable. Sin embargo, en el páramo andino el  discurso oficial suena hueco...
 
El gobierno asegura que la Misión  Ternura garantiza atención especializada desde la concepción. Y que los bebés  reciben asistencia integral, prestaciones  y paquetes complementarios. Pero Luis  Toaquiza, presidente del Gobierno Autónomo Descentralizado de Guangaje contradice esa declaración, “no ha habido  apoyo del gobierno provincial, ni nacional. Nunca nos han tomado en cuenta”.
 
Martha Lotuana, madre de cinco niños, agrega: “No hay especialistas, necesitamos doctores especialistas para no estar subiendo a Pujilí y Latacunga porqu  somos pobres, no hay carros tampoco”.
 
Jalón recuerda la cifra oficial, dice que 397 mil niños y niñas menores de cinco años tienen desnutrición crónica en Ecuador, y que esa cifra constituye el 24 por ciento del millón 600 mil niños ecuatorianos. Pero hay subregistros que superan los 450 mil niños desnutridos. Número que aumentará significativamente por los estragos de la pandemia. 
 
La Vicepresidencia de la República  menciona seis cantones como los más  afectados por la desnutrición a nivel nacional, sin embargo, la Encuesta Nacional  de Salud y Nutrición (ENSANUT-2018)  señala que 17 provincias superan la prevalencia de desnutrición crónica infantil  nacional en niños menores de cinco años.
 
Diagnóstico
La desnutrición infantil está asociada a  enfermedades como diarrea, gripe, infecciones, que no tienen atención médica oportuna.
 
“En las poblaciones rurales, la higiene no suele ser un hábito, si la mamá tiene  que ir a traer agua y el  niño tiene ocho años,  lo encarga, coge una  botella y se va a traer  el agua. Camina más o  menos una hora y regresa con una botella  de agua para la preparación de la comida,  de las papas, no para  lavarse las manos”, dice Fernando Ortega,
profesor-investigador  de la Universidad San  Francisco de Quito.
 
De su lado, Ana  Lucía Torres, directora del Instituto de Salud Pública de la  Pontificia Universidad Católica de Ecuador, investigó poblaciones de cinco cantones pertenecientes a las provincias de  Chimborazo y Bolívar y los resultados  fueron preocupantes, “básicamente tenemos que uno de cada dos niños tiene  desnutrición crónica. Eso tiene impactos muy graves en la vida de esos niños  no solo en la estatura que es la preocupación menor de los padres sino en las repercusiones en el desarrollo de los niños  y en el aprendizaje que va a limitar sus  oportunidades de vida”.
 
Antes de la pandemia, el gobierno  daba desayuno escolar. Un aporte insuficiente considerando que los niños necesitan consumir 2.000 calorías diarias.  Monserrat Creamer, ministra de Educación conoce la cantidad nutricional que  necesitan los niños, “al menos 1.200 calorías diarias porque  son niños que están  en crecimiento, sin  embargo, nosotros  alcanzamos a proporcionarles aproximadamente 300.  Obviamente no es  suficiente”. Creamer  sostiene que la nutrición de los niños es  un tema que debería  involucrar a gobiernos  autónomos, prefecturas, a la sociedad toda.  Así, al menos cinco ministerios (Salud,  Inclusión Económica  y Social, Agricultura,  Educación y Finanzas) tienen responsabilidades compartidas. Es un sistema creado para evadir obligaciones.
 
Burócratas ensimismados por cuotas de poder, incapaces de anteponer el  bien común. Perdidos en laberintos de  trámites y presupuestos, diseñan políticas públicas para poblaciones que no  conocen, para pequeños que nunca han  visto a los ojos.
 
No es noticia decir que cientos de miles de niños ecuatorianos tendrán un menor rendimiento escolar, que crecerán  menos del promedio, que cientos de miles de niños tendrán pocas oportunidades en la vida. El gobierno lo sabe, la pregunta es: ¿le importa? 

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