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El reto para progresar

viernes, 17 enero 2020 - 02:35
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    En enero 9, la dolarización  cumplió 20 años. Fue la mejor vacuna contra la inflación.
     
    A pesar de dos relevos presidenciales imprevistos, de despilfarros populistas de una década, de embates  graves de la naturaleza, la inflación nunca superó los dos dígitos.  Por ende, los ingresos y los salarios  preservaron su valor adquisitivo y  en consecuencia fuimos menos pobres. De no haber estado dolarizados, los ecuatorianos nos hubiésemos enfrentado a suertes similares  a la de Argentina y Venezuela. No  obstante, contar con una moneda  estable es solo uno de los elementos para lograr una economía sana  y que un país crezca. El gran desafío continúa siendo el mismo: ¿cómo crecemos? La respuesta: siendo más competitivos y productivos  y en esa dirección el camino por recorrer es todavía muy largo.
     
    Ninguna economía puede florecer sin un sector privado saludable. Cuando prosperan los negocios se genera mayor inversión  y mayores plazas de trabajo, y con  muchas opciones para trabajar los  individuos pueden mejorar sus ingresos. Es un círculo virtuoso que  en Ecuador no ocurre. De 190 países en el mundo, según el índice  de “Doing Business”, que mide las  condiciones para realizar negocios,  Ecuador ocupa el puesto número  123. En América Latina, solo Bolivia y Venezuela tienen ambientes  de negocios peores (156 y 188, respectivamente). Pero nuestros vecinos Colombia y Perú están a gran  distancia (65 y 68).
     
    La diferencia entre un ambiente amigable y otro difícil lo marcan las regulaciones, la vigencia del  estado de derecho, la productividad laboral. Los trámites burocráticos en nuestro país siguen siendo tortuosos, el estado de derecho  es un mito y la productividad también, porque nuestra fuerza laboral no está educada ni tecnificada  ni tampoco es re-entrenada para  ajustarse a los cambios tecnológicos. Son estos desatinos lo que  han hecho de Ecuador un lugar caro, poco competitivo y no la dolarización, como han manifestado algunos de sus críticos. En el pasado,  las ineficiencias se “corregían” devaluando, es decir empobreciendo  a todos por causa de las fallas de  unos pocos. Debemos defender la  dolarización, porque ha funcionado y entender que el reto es otro:  Transformar el ambiente de negocios para que el sector privado sea  el motor de crecimiento.

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