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El desafío minero

jueves, 18 julio 2019 - 02:57
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    En un horizonte sombrío, la minería es una  luz de esperanza para la  economía. Las revistas  mineras especializadas consideran al país “como la mayor fuente  de abastecimiento de minerales  indispensables para ser usados  en la creación de energía renovable en el mundo. El cobre es el  primero de ellos, pero cada vez es  más difícil y costoso encontrarlo”.  Ecuador tiene en desarrollo cuatro  minas de cobre que entrarán en  operación en 2021 y el potencial  para varios más de otros minerales pues apenas ha explorado un  siete por ciento de su territorio.
     
    Al entrar en operación las minas que se están construyendo,  en 2021 la minería significará el  cuatro por ciento del PIB. Es una  buena noticia para el país. Sin embargo,hay resistencia a la minería.  Las comunidades en donde se encuentran muchas minas temen la  pérdida de sus recursos hídricos.  Lamentablemente, creen que se  repetirán los daños ambientales  dejados por la industria petrolera.
     
    Y tienen en parte razón, pues  es innegable que toda actividad  humana causa huellas en la naturaleza. No obstante, hay un  factor crítico y diferenciador  para aceptar a ciertas empresas mineras: La tecnología con  la cual operen. Mientras más  avanzada es aquella que usen,  será menor la emisión de gases  de invernadero, habrá mayor  compromiso con la seguridad,  se capacitará mejor a los empleados y por ende se causará menos  daños al medio ambiente. En  el país hoy tienen operaciones  algunas de las empresas más  grandes del mundo en minería  como BHP Billiton, Anglo America, Newcrest Mining, Codelco  y Lundin Gold, con gran experiencia y tecnología de punta,  que deben ser bienvenidas, pero  siempre bien vigiladas.
     
    Por otro lado es vital evitar la  minería ilegal. Nada arrasa más a  la naturaleza que las actividades  ilegales, ya que operan a la sombra. No solo polucionan el agua,  destruyen los bosques y desperdician los minerales por falta de tecnología, sino que sus asentamientos humanos son guetos, donde  además de la insalubridad no hay  otra ley que la de las mafias. Esto
    ha ocurrido en la “ciudad de plástico” en Buenos Aires, Imbabura.  Iba a convertirse en una segunda  Nambija, la mina de triste recordación en los años 80.El Gobierno  ha hecho bien en desmantelarla.
     
    Ecuador no puede cerrarse a  la minería pero necesitamos un  proceso minero ordenado, regulado y seguro. El ojo vigilante del  Estado y de las comunidades será  crítico para que se usen los mejores estándares y tecnología en el  país. Solo así esta actividad traerá  prosperidad con el menor costo  ambiental posible.

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