<img src="https://certify.alexametrics.com/atrk.gif?account=fxUuj1aEsk00aa" style="display:none" height="1" width="1" alt="">

Nuestra pluma lo hinchó

lunes, 23 febrero 2015 - 09:22
Facebook
Twitter
Whatsapp
Email

    Jaime Roldós opinaba que el Ecuador solía enredarse en lo intrascendente. Alianza PAIS ha logrado rizar el bucle: enmarañándonos en la inalienable defensa de derechos fundamentales como la libertad de expresión, ha desplazado convenientemente la deliberación y la discusión de la macro y micro corrupción de su proyecto hacia los linderos de la semántica y la semiótica.

    La cantidad de recursos del Estado destinados a vigilar, perseguir y castigar al caricaturista Bonil por sus crímenes de lesa locuacidad e ingenio injustificado evidencian una estrategia maquiavélica, cuyo mayor éxito quizás no estribe en la inoculación del miedo en la sociedad ecuatoriana (las redes sociales son un bastión evidente de resistencia, más allá de la nacional socialista página somosmas.ec), sino en la cantidad de tiempo y energía que la prensa ha debido emplear para su insoslayable auto defensa, en comparación a lo destinado para desmontar la perversa reforma de nuestro ordenamiento jurídico.

    Dicha reingeniería institucional (presidencialista, centralizadora, extractivista) ha sido tan asfixiante como llevadera en tiempos de bonanza petrolera (siempre y cuando no hayas sido uno de los 10 de Luluncoto, un dirigente anti minero, un familiar del general Gabela, y el larguísimo etcétera de damnificados por nuestra popular dictadura democrática), sobre todo gracias al consumo y al endeudamiento. Pero ha hipotecado ya no digamos el futuro, sino el presente inmediato, con diversas formas de servidumbre y desposesión de derechos: paulatinamente América Latina no sólo ha ido dejando de ser el patio trasero de los Estados Unidos para convertirse en el jardín no muy botánico de China, sino que el socialismo del siglo XXI ha confirmado la tesis ayer neoliberal de que el crecimiento y la vida misma son imposibles sin inversión extranjera.

    En ese contexto, en medio del asombro ante el hecho de que las tribunas más combativas al cesarismo correísta hablen tanto de política y tan poco de economía y cultura, y sobre todo reincidan en observar esos campos como compartimientos estancos, extraño singularmente que “Alianza PAIS y la reinvención del poder. Siete ensayos sobre el posneoliberalismo en América Latina”, del gran economista marxista Pablo Dávalos, no se haya convertido en un libro de referencia inmediato.

    La complejidad ni está de moda ni es popular, en el peor de las acepciones del término (pues paradójicamente nada hay más complejo que la defensa de lo popular en el sentido de la defensa del pueblo). Muestra de ello es la opinión pública internacional absolutamente favorable a nuestro dictador democrático.

    Sería ingenuo adjudicar completamente ese cruel e irónico prestigio de Correa a las millonarias, alegres y descontroladas campañas de propaganda de su régimen. Nuestro espejo, ayer en la Venezuela de Chávez devastada por décadas de bipartidismo corrupto, está hoy en España: los mejores publicistas de Podemos son el PSOE y el PP, dos partidos que han hecho del cinismo y la impostura modus vivendi.

    Más leídas
     
    Lo más reciente