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Romper el ciclo

lunes, 12 octubre 2020 - 02:28
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    POR PATRICIA ESTUPIÑÁN
     
    La fundación Gates estima que  en las primeras 25 semanas de  la pandemia del COVID-19 el  mundo retrocedió 25 años. El número de contagiados se acerca a los 32  millones y las muertes al millón. No  obstante, las estadísticas oficiales no  son confiables. La cifra de muertos en  Ecuador por COVID-19 es de 11.000,  según el gobierno, pero al comparar  los fallecimientos ocurridos en los  meses de la pandemia, con aquellos  de los mismos meses en 2019 hay un  exceso de 31.000, que corresponden  directa o indirectamente al virus.
     
    Tampoco se puede estimar con  precisión el costo económico. A comienzos de la crisis, se proyectó un decrecimiento de la economía mundial  en 3,5 por ciento. Sin embargo, existe temor de que la caída sea más profunda si ocurre un rebrote del virus  durante los meses invernales en el hemisferio norte. Comparada con el resto del mundo, la economía en América Latina será la más afectada debido  a que la región ya estaba sufriendo  una retracción por haber dilapidado  el boom de las materias primas de comienzo de la década. El Fondo Monetario estima una contracción promedio de 9 por ciento. Ecuador decrecerá  aún más, casi un 11 por ciento, que  equivale al doble de las pérdidas que  el país sufrió durante la fatídica crisis  bancaria del año 2000. Según la actual edición de las 500 mayores empresas, en estos nueve meses de 2020  hubo una reducción del 22 por ciento
    en sus ventas. Si la situación ha sido  mala para las grandes empresas, para las Pymes y otros segmentos de la  economía popular es crítica, con sectores como el turismo, los restaurantes y otros servicios quebrados o al  borde de la quiebra. Por la pandemia  se han perdido alrededor de 600 mil  empleos formales.
     
    En medio de la incertidumbre, lo  único cierto es que para lograr resiliencia no se pueden repetir los errores del pasado. Por ello, las empresas que están en pie y los empleados  que tienen un empleo formal deben  tener como meta la resistencia. Para los empresarios, la receta está en  apreciar más que nunca a sus clientes; y para los empleados en considerar una bendición tener un empleo y,  por lo tanto, trabajar y cuidar a la empresa, como se cuida lo propio.
     
    Sin embargo, no basta con la acción  de las empresas y los empleados para levantarse otra vez; el país también  necesita cambiar su horizonte político.  No puede en esta circunstancia continuar en el círculo perverso de políticos populistas, que venden lo que no  tienen aprovechando la de-sesperanza  de los electores y que luego en el poder  destruyen la economía y fomentan el  despilfarro y la corrupción. Todas las  semanas descubrimos nuevos casos escandalosos de corrupción del régimen  pasado y del actual. El último es la pérdida de entre 500 y 900 millones de  los ahorros de la Policía. Los candidatos que representan a quienes han gobernado los últimos 14 años y que son  responsables de la actual situación, no  merecen una segunda oportunidad.

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