<img src="https://certify.alexametrics.com/atrk.gif?account=fxUuj1aEsk00aa" style="display:none" height="1" width="1" alt="">

La hora del adiós

sábado, 21 octubre 2023 - 09:47
Facebook
Twitter
Whatsapp
Email

    Los resultados de la segunda vuelta de 2021 y los de 2023 parecen calcados. Una distancia de casi cuatro por ciento separó a Guillermo Lasso de Andrés Arauz y a Daniel Noboa de Luisa González. Diferentes rostros, un mismo mensaje para el partido y el líder que hace década y media, intenta seguir al mando. Ninguno de los nombres que Rafael Correa puso en la palestra fue percibido como un candidato con autonomía e identidad, con capacidad para hacer un camino propio, con una visión que responda a los tiempos actuales y no a un pasado, donde los recursos generados por una bonanza histórica en los precios del petróleo crearon una burbuja de bienestar, que se rompió cuando sin esos ingresos se desnudó el despilfarro y la corrupción.

    Las dos pérdidas consecutivas también reflejan que gradualmente, el movimiento Revolución Ciudadana, que en su apogeo era un movimiento con rostro nacional, va camino a ser un movimiento regional. Tanto Lasso como Noboa ganaron en la Sierra. Mientras que, en 2021, Arauz triunfó en las provincias de la Costa. Ahora tienen un retroceso en Guayas, donde hay virtualmente un empate técnico. De la Sierra, lo más asombroso es el retroceso en Pichincha y Azuay, en ambas hay un 20 por ciento de diferencia, y esto a pesar de que en la primera hay dos autoridades seccionales del partido y en Azuay, una. Lo que confirma que estos triunfos no corresponden a un apoyo mayoritario a la tendencia, sino a la dispersión de las candidaturas, por lo cual habría que pensar a futuro en una reforma para que también las autoridades seccionales se elijan en una segunda vuelta si no tienen más del 50 por ciento de respaldo para lograr gobernabilidad.

    No obstante, la Revolución Ciudadana sufre de una miopía grave. Según manifestó Luisa González son un movimiento orgánico, con un proyecto de largo plazo. Gradualmente dejarán de serlo, si su fundador no opta por el retiro. Correa debería aprender que, en democracia, aun los líderes populares se desgastan y lo saludable es la renovación. Los ejemplos contemporáneos e históricos abundan: Angela Merkel en Alemania recientemente y Winston Churchill en Inglaterra, después de haber ganado la Segunda Guerra Mundial, aunque claro está que Correa no es un demócrata. Eso le crea un problema a su partido y al Ecuador.

    Más leídas
     
    Lo más reciente