“¡Cuánta doble moral!”
La Revolución Ciudadana se ha definido de un partido de vanguardia frente al machismo, pero acaba de demostrar lo contrario: los principios que cuentan son los de los hombres que tienen el poder. Y estos tienen el poder para acosar, amenazar, chantajear y hasta mandar en las relaciones de pareja de subalternas, como es el caso del exvicepresidente Jorge Glas. Y no solo eso: la solidaridad con la víctima no existe y se exige su silencio por el bien de la organización. Y en ese silencio cómplice participan también mujeres, que no tienen ninguna empatía y que como en el pasado están dispuestas a sacrificar principios también por el partido. (Hay que recordar, que antes alguna de ellas fue sancionada por haber apoyado la despenalización del aborto en un debate legislativo). El partido está sobre los principios y las convicciones de vida. ¡Cuánta doble moral!
Otro acto repudiable de machismo lo protagonizó el presidente de la Conaie Leonidas Iza al indignarse por la condena por violación dictada de manera unánime por un tribunal de justicia al exasambleísta Peter Calo. Iza argumentó que apelará la sentencia pues no hubo violación, sino una relación consensuada, cuando las pericias legales sostienen todo lo contrario y cuando según la víctima, quien estaba embarazada, había acudido a una cita para encontrar trabajo.
Para progresar hay que enterrar la cultura que cree que existe la superioridad de los hombres sobre las mujeres y que a estos les concede dominio, control y poder sobre sus parejas, sus familias, sus empleadas y las mujeres en general. El machismo es siempre violencia, que no solo destruye a las mujeres y a las familias, sino que es una de las causas principales para el subdesarrollo. Por ello, resulta abominable que lo exhiban quienes supuestamente son “líderes” políticos y sociales.
