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Quito, ciudad descapitalizada

viernes, 7 junio 2019 - 02:56
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    Ninguno de los candidatos a la Alcaldía tenía  un proyecto integral  sobre Quito y Jorge  Yunda no era la excepción. Quizás por ello, su modesta votación  fue casi la misma que sacaron los  tres aspirantes que le siguieron  en las urnas. Daba igual, Yunda,  Luisa Maldonado, Paco Moncayo  o César Montúfar… Cualquiera  pudo haber sido alcalde de Quito  y esta columna estaría planteándose la misma inquietud: ¿qué  ciudad vamos a forjar en los cuatro años siguientes?
     
    Los primeros anuncios del Alcalde han sido bien recibidos. Es  un hombre con sentido común  para identificar problemas y pragmático para plantear soluciones.  Habrá concursos públicos para  administradores zonales y así cerrar parte de esa nefasta política  clientelar que carcomió la reputación de un Cabildo que debe ser  fiscalizado. Extenderá a un día  entero el pico y placa, mientras  repavimenta tramos importantes  de la ciudad, y anunció un plan  de ahorro minucioso en el Municipio. Además, dice que no habrá  subsidios ni compensaciones para  el transporte público.
     
    En este primer ritmo, el coyuntural, se ve una Alcaldía ejecutiva que necesita solucionar  problemas que, como el de la basura, los quiteños habían superado décadas atrás. El desafío está  en la segunda velocidad: en cómo  proyectar al núcleo metropolitano  más importante del país. Y desde  ahí, los argumentos de Yunda no  se consolidan.
     
    Quito es una ciudad descapitalizada, sometida al centralismo  político impuesto por el correato  que neutralizó a las élites económicas, dirigenciales, académicas  y culturales. Fernando Carrión, el  asesor más importante de Yunda,  grafica con inteligencia este abandono de lo político, cuando advierte la desolación de la avenida 10  de Agosto, eje referencial de la ciudad, y el repliegue hacia los valles.  ¿Yunda logrará convocar a estos sectores como lo hizo León  Febres Cordero en Guayaquil en 1992? Está bien que el alcalde de  los nuevos tiempos quiera darle  vida nocturna a la ciudad como  una medida contra la delincuencia; los cómo aún son polémicos.  Un Quito que luche contra la contaminación o que sea ‘pet friendly’  nos sensibiliza como seres humanos, pero en la discusión de fondo  los vacíos persisten.
     
    Sus referentes como Capital de  la República en el siglo XXI no son  los mismos que la convirtieron en  la urbe más influyente de los 80 y  90. El flujo migratorio y cultural, el  fraccionamiento de sus corrientes  políticas y los desafíos productivos  de una ciudad mediterránea perfilan un Quito mucho más complejo, al que no se lo puede mirar  únicamente como el centro administrativo del Ecuador. El Estatuto  Autonómico al que Yunda ha dado  importancia puede agrupar las  primeras respuestas. Sin embargo,  el gran conductor de este proceso  será él como alcalde y su liderazgo  debe contar con mucho más que  el carisma del radiodifusor de los  sectores populares.
     

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