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Carlos Rojas Araujo

Qué le queda al correísmo...

viernes, 20 octubre 2023 - 09:52
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    Le quedan, más o menos, 10 meses para apostar por el fracaso del gobierno de Daniel Noboa o reinventarse de manera integral, antes de treparse a la próxima campaña de 2025.

    Sin embargo, cualquiera de estos escenarios les será muy complicado de ejecutar. Si Noboa moldea su Presidencia desde un mensaje de unidad y no confrontación, la Revolución Ciudadana no podrá ser su gran obstructor, pues de los resultados del 15 de octubre se desprende que la gente no quiere más peleas.

    Guillermo Lasso mordió ese anzuelo y las fuerzas que azuzaron el bloqueo fracasaron: CREO tuvo que acortar su Presidencia, el movimiento indígena se quedó sin representación parlamentaria, la ID se evaporó, el PSC, que ya había perdido sus principales alcaldías, tiene respiración artificial gracias a Jan Topic, mientras que al correísmo se le volvió impenetrable ese techo electoral construido a base de dogmas, odios y soberbia.

    Sin Pachakutik llevando siempre la contraria y sin el incentivo que tenían los socialcristianos para destruir a Lasso, la RC tendrá que proyectar una agenda de país donde su moneda de transacción no sea impunidad para su líder, como ocurría con Abdalá Bucaram en los 90.

    Desde esa perspectiva, solo les queda el camino de la improbable renovación auténtica. No han pasado ni seis meses desde que los nuevos gobiernos locales y el Consejo de Participación Ciudadana asumieron funciones que su agenda, politizada al extremo con el único fin de que Correa regrese al Ecuador, despertó un profundo malestar ciudadano.

    Alembert Vera fue destituido del Cpccs por querer mangonear los organismos de control al antojo de su cliente, el expresidente prófugo en Bélgica. Fueron tan voraces y burdos que el estratégico concurso para Contralor les estalló en la cara.

    En Pichincha, el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, y la prefecta Paola Pabón se valieron de sus cargos para hacer proselitismo a favor de su candidata presidencial, al punto de violar el Código de la Democracia. Pro el castigo ciudadano fue monumental: más de 20 puntos de ventaja para Daniel Noboa, quien consolida una votación del 60 por ciento.

    Hay razones de sobra para que el correísmo entre en un inmediato proceso de autocrítica, algo que no lo hará porque todo caudillismo es profundamente autoritario. Es más, a varios corifeos del exmandatario se les ocurrió culpar a Luisa González por su falta de quilates como candidata. Pésimo síntoma, porque ella hizo una campaña valiente de segunda vuelta y se propuso romper las barreras que construyeron desde siempre, dialogando con quienes están fuera de su obsecuencia. Ahora buscan ningunearla, creyendo que en 2025 pueden ganar si tienen un mejor candidato.

    Nada más equivocado, pues mientras no entiendan que el discurso del ‘lawfare’ se les agotó, que sus alcaldías y prefecturas no pueden ser el botín político de un expresidente con graves líos judiciales por corrupción y que si sus fijaciones doctrinarias continúan, como el desprecio a la dolarización, su opción de poder cada vez será más relativa.

    La autocrítica es fundamental, pero Correa siempre cree que todo lo hace bien, porque lo único que le interesa es seguir vigente invalidando a su propia militancia.

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