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Seamos un hub financiero

sábado, 18 julio 2020 - 12:59
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    POR ALBERTO ACOSTA-BURNEO
     
    Todavía hay quienes se lamentan que la dolarización es una  camisa de fuerza que impide al Gobierno imprimir billetes para “sacarnos” de la crisis. Creen que  aumentar la cantidad de billetes nos  volverá ricos (olvidan que esa fue la  política de Venezuela). Estos son los  errores de esa visión:
     
    ERROR 1: La cantidad de dinero debe aumentar permanentemente  para generar bienestar. REALIDAD:  El dinero es solo un medio de intercambio. Por eso, no es la cantidad de  billetes lo que importa en última instancia, sino la cantidad de bienes que  podemos intercambiar con ellos (su  poder de compra).
     
    ERROR 2: La caída de precios es  un grave problema que el Gobierno  debe evitar generando inflación para que la economía crezca. REALIDAD: Cuando la oferta de dinero sube más lento que la producción, los  precios caen y el dinero alcanza para  comprar más. El desafío productivo  en este entorno es asegurarse de que  los costos de producción caigan más  rápido que los ingresos.
     
    ERROR 3: Los techos a las tasas  de interés reducen el costo del dinero.  REALIDAD: Los controles de precios no pueden crear dinero del aire. Tasas  de interés altas reflejan una relativa
    escasez de capitales. Los techos a las  tasas de interés vigentes solo logran  excluir del crédito a los clientes más  riesgosos cuyas operaciones no son  viables por debajo del máximo oficial.
     
    Lejos de ser una barrera, la dolarización es una fuente de oportunidades si sabemos aprovecharlas. Tener  dinero sano nos permite pensar en el  futuro, dejar de consumir una parte  de los ingresos y destinarlos a la inversión para elevar la producción. Sin  embargo, el ahorro interno es escaso,  por eso debemos enlazarnos al abundante ahorro internacional para acelerar el crecimiento. Tener una moneda sana de uso internacional elimina  el riesgo cambiario para quienes quieran traer sus capitales al Ecuador. Adicionalmente, debemos derribar las  barreras al flujo de capitales creando  un marco tributario competitivo que  elimine el Impuesto a la Salida de Divisas y modificando el marco jurídico  para garantizar el derecho a la propiedad de los inversionistas y la libre movilidad de capitales.
     
    Transformémonos en un hub financiero internacional para que ingresen bancos internacionales y que los locales incursionen en el mundo.  Esto requiere sustituir el arcaico código monetario vigente, por uno basado  en las mejores prácticas internacionales de Basilea. El intervencionismo estatal en el sistema financiero debe ser  abandonado eliminando su potestad  de fijar a qué segmentos prestar, a qué  tasas, con qué garantías, cuánto pagar  en sueldos, entre otros detalles.
     
    Los ganadores de la modernización financiera del país serán los ciudadanos debido a los efectos virtuosos  de acceder al ahorro internacional, que  reducirá las tasas de interés locales, el  incremento de empleos de calidad por  la exportación de servicios financieros  y la mayor disponibilidad de fondos a  largo plazo para la inversión productiva. La crisis del COVID-19 exige flexibilidad para encontrar nuevas oportunidades. Es hora de atrevernos a  cambiar para aprovechar al máximo el  potencial de estar dolarizados. 

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