¿Por qué no somos felices?

Mariana Bermúdez

*Artículo escrito por Mariana Bermúdez, psicóloga clínica, psicoterapeuta internacional, escritora, terapista cognitiva conductual y CEO de MBA Consulting.

Cada 20 de marzo se celebra el Día Internacional de la Felicidad, resuelto por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno de cada país.

Este año marca el décimo aniversario del World Happiness Report o Informe Mundial de la Felicidad, el cual se elabora con datos de encuestas globales para informar cómo las personas evalúan sus propias vidas en más de 150 países en todo el mundo. El informe 2022 tiene para nosotros un sabor agridulce, puesto que en muchos países de Latinoamérica, incluyendo el Ecuador, se presente un descenso de más de 10 puntos en el reporte. En el 2021 Ecuador estaba en el puesto 66 y ahora en el 2022 se encuentra en el puesto 76.

A diferencia de lo que muchos podríamos pensar, los primeros puestos corresponden a los países nórdicos. Finlandia, por quinto año consecutivo, logró establecerse en el puesto número 1, Dinamarca e Islandia en los puestos 2 y 3 respectivamente, mientras que los países latinos cada año van descendiendo en el listado.

Esta caída tiene sentido si consideramos que el Informe Mundial de la Felicidad mide parámetros como la violencia, pobreza, corrupción, falta de equidad y seguridad de cada nación como elementos que afirman un estado de equilibrio emocional y sentido de pertenencia, medidas que posibilitan percepciones individuales y colectivas acerca de la felicidad.

El sabor dulce que emana este informe, es que a pesar de la crisis vivida en la pandemia y confinamiento global, se logró medir un incremento -desorganizado- en la benevolencia y solidaridad de las personas a nivel mundial, lo que se evidenció en el aumento de las donaciones y en el voluntariado expresado a través de entregas económicas, actos heroicos que, aunque muchos fueron viralizados, existieron muchos más guardados en el anonimato, pero extendidos en esta consciencia colectiva que nos acerca como seres humanos y nos permite sentirnos orgullosos de nuestra misión en la tierra.

Al margen de esta medición, se ha comprobado que la felicidad o sentido de satisfacción con la vida no está intrínsecamente ligado a las condiciones externas. Como ejemplo están los casos de personas ricas y exitosas que no logran alcanzar la felicidad y las salidas a su dolor emocional o falta de propósito, lo que les llevó a tomar decisiones dramáticas y fatales como el suicidio.

A su vez, cuántas historias conocemos de personas que vivieron situaciones dramáticas, pero que hoy se declaran felices, productivas, realizadas y con un alto compromiso de inspirar y ser instrumento para la transformación positiva de su entorno. Siendo así, ¿por qué existen personas a las cuales les cuesta tanto ser felices?, ¿por qué a pesar de tener todo lo que seguramente alguien más quisiera, se puede sentir que no es feliz?

La felicidad es un estado de satisfacción, lo más parecido a la paz interior. Tiene mucho que ver con la actitud que se elige para enfrentar el día a día. Sin embargo, hay ciertas actitudes que se vuelven hábitos de vida y que nos impiden ser felices.

¿POR QUÉ NO SOY FELIZ?:

1. Porque he creído que la felicidad debe ser permanente y no que ella, como todo en la vida, tiene sus etapas en las que a veces se siente a 100 y otras en las que se siente a 10 y eso no es ausencia de felicidad. Quitarse el mito de que ser feliz es estar sonriendo todo el tiempo o con sensaciones de euforia permanente, nos liberará de esta distorsión que nos aleja de la felicidad.

2. Porque vivo solo en el pasado. Está comprobado científicamente que aquellas personas que tienden a pensar que los tiempos de antes eran mejores, estableciendo que únicamente el pasado tenía valor, tienen mayor incidencia al sentido de inadecuación y son propensos a la depresión. El vivir en modo presente, un día a la vez y en un estado de conciencia plena por el preciso instante del ahora, nos devuelve la felicidad de existir.

3. Por creer que la felicidad se encuentra afuera, en las cosas, personas o circunstancias. Nada más equivocado, ya que tener más amigos, éxito profesional, trabajo, pareja o dinero no nos garantiza la felicidad, ahí realmente no está. ¿En dónde sí está la felicidad?: en tu interior, en lo que eres, no en lo que haces, en el ser, no en el tener. En la confianza de que pase lo que pase, lograrás estar bien.

4. Por ver dramas donde solo hay problemas, que, a su vez, realmente son oportunidades de aprendizaje. En indispensable “limpiar” nuestros lentes (percepción) con los que vemos la vida para dejar de solamente ver dramas y tragedias y mirar objetivamente que aquellas crisis o problemas realmente son oportunidades de crecimiento.

5. Porque te abandonas en tu salud, alimentación, aferrándote a personas y situaciones tóxicas. Después de revisar y mejorar estas actitudes, recuerda que la felicidad es una decisión de la piel para adentro, tuya y de nadie más, que se decide un día a la vez hasta que se vuelva una dulce costumbre de vida.