Sueños totalitarios

Alberto Acosta-Burneo

POR ALBERTO ACOSTA-BURNEO
 
En una entrevista reciente el candidato del correato, Andrés Arauz aseguró que “el pueblo ecuatoriano no debe gobernar solo cuatro años, aspiramos a que sean 20, 50 años, como un proceso de transformación profunda”. No fue una declaración lírica, sino una confesión de su intención de retomar la lucha iniciada por Rafael Correa en 2007 por captar el poder eternamente. Recordemos los hechos.
 
1RO. BURLAR LA INSTITUCIONALIDAD: Correa, el día de su posesión, decretó que el Tribunal Electoral convoque un plebiscito para convocar a una Asamblea Constitucional. Pero este decreto fijó sus propias reglas para el proceso, diferentes a las establecidas en la Ley.
 
2DO. APROPIARSE DEL ORGANISMO ELECTORAL: El Tribunal Electoral cumplió con la Ley y envió el decreto ejecutivo al Congreso, enfureciendo al presidente. Correa logró hacerse con el control del Tribunal Electoral destituyendo a su presidente y sustituyéndolo por su suplente.
 
3RO. LA APLANADORA: El nuevo Tribunal Electoral progubernamental aprobó la iniciativa presidencial, saltándose al Congreso (como mandaba la Ley). Destituyó a los 57 congresistas que se opusieron al plebiscito presidencial para una Asamblea Constitucional.
 
4TO. ¿Y LA LEY? ¿A QUIÉN LE IMPORTA?: La Corte Constitucional declaró que la destitución del presidente del Tribunal Electoral y de 57 congresistas era inconstitucional. Inmediatamente, el Congreso “de bolsillo” destituyó a la Corte Constitucional y la turba persiguió a los jueces.
 
5TO. CONSTITUCIÓN A LA MEDIDA: Finalmente el plebiscito se produjo y una Asamblea Constituyente redactó una Constitución hiperpresidencialista, que otorgó al Estado el poder para microgestionar la actividad productiva y la vida de los ciudadanos.
 
Desde entonces, se implementó una filosofía totalitaria: un Estado libre de obligaciones morales, donde todo vale, el único juez es la historia. Bueno es lo que fortalece al Estado y a lo malo, lo que lo debilita. Pero las cosas no salieron como esperaban cuando el presidente Moreno se desmarcó del Socialismo del Siglo 21 y, vía referéndum, los ciudadanos rechazaron la reelección indefinida.
 
Arauz representa un nuevo intento de atacar la débil democracia e institucionalidad ecuatoriana para implementar los sueños totalitarios del caudillo por obtener el poder eterno. ¿Le vamos a permitir?