¡Salvemos nuestra jubilación!

Alberto Acosta-Burneo

El IESS se lleva la quinta parte de tu sueldo y muchos políticos te quieren convencer que es “por tu bien” y que “el IESS es de los afiliados”. Pero la realidad es muy distinta… ¿Puedes acaso decidir cuánto y en dónde invertir tu ahorro? ¿Sabes cuánto recibirás al jubilarte? ¿Sabes cuánto has acumulado? La triste realidad es que el IESS es un botín de los gobernantes de turno a quienes ni siquiera podemos pedir cuentas, peor impedir que se farreen nuestro dinero.
 
Los ciudadanos debemos volver a ser el centro y objetivo de la seguridad social. La única manera de lograrlo es devolviéndonos el poder de elegir. Expliquemos. El gran problema del IESS es que es un monopolio estatal que no necesita rendir cuentas a nadie, que puede tomar decisiones que no benefician a sus afiliados y, sobre todo, que no tiene incentivos para mejorar porque sus clientes son cautivos. No importa qué tan mal haga las cosas, no podemos retirarnos y buscar otro proveedor.
 
Afortunadamente, existen alternativas. Los ciudadanos debemos recuperar la libertad de elegir cómo se usa la quinta parte de nuestros salarios. Para lograrlo, hay que permitir la creación de fondos para jubilación privados que compitan con el IESS para ganarse el favor de los clientes. Entonces, las cosas cambian, y los afiliados volvemos a ser importantes porque solo nos quedaremos en un fondo para jubilación que nos trate bien y nos retiraremos de aquellos que no lo hagan.
 
Para que este esquema funcione, el IESS también tiene que prepararse para competir. Se deben crear cuentas individuales en sustitución del barril sin fondo a donde ahora van nuestros ahorros. Entonces, quienes decidan permanecer en el IESS, podrán monitorear cómo crecen sus capitales. El IESS tendrá que esforzarse por retener y ganar nuevos afiliados mejorando permanentemente sus servicios.
 
Adicionalmente, el aporte estatal que actualmente entrega el gobierno para el pago de las pensiones jubilares, se utilizaría como un subsidio para quienes tienen los niveles más bajos de aportaciones y que no podrán acumular lo suficiente para su jubilación. Este beneficio sería entregado a quienes cumplan con estas características sin importar a qué fondo para jubilación estén afiliados.
 
Mientras seguimos impávidos, el IESS está debilitándose debido a decisiones políticas que incrementaron alegremente los beneficios a sus afiliados a pesar de no contar con financiamiento. Porque ha sido caja chica de gobiernos gastadores. Porque los gastos de operación, al igual que en el resto de instituciones públicas, subieron aceleradamente: la nómina del IESS pasó de 10.134 personas en 2007 a 36.616 en 2019.
 
El tiempo apremia. Para cumplir con sus obligaciones, el IESS se está “comiendo” sus ahorros. Si el Gobierno no tiene los recursos para cumplir con el aporte del 40 por ciento para el pago de pensiones jubilares, la reserva del seguro de pensiones desaparecerá en 2024… Salvemos nuestras jubilaciones, atrevámonos a pensar diferente, ¡antes de que sea demasiado tarde!