La solución

Alberto Acosta-Burneo

La falta de competitividad es el mayor problema de la economía ecuatoriana. Durante la bonanza, los petrodólares y el endeudamiento elevaron la demanda, pero la oferta no creció al mismo ritmo. Las políticas socialistas crearon un entorno poco atractivo para la inversión y restringieron la oferta vía la sustitución de importaciones. Como resultado, Ecuador se transformó en un país caro, con un tipo de cambio real sobrevalorado en 31 por ciento.
 
Con moneda propia, la “solución” habría sido la depreciación del sucre que, en poco tiempo, habría recortado de manera generalizada los precios internos empezando por los salarios. Ejemplifiquemos. Supongamos que los productores de baldosas tienen problemas para competir por sus elevados costos de producción, mientras que las empresas de balanceados para la exportación de camarón, que dependen de la importación de soya, tienen una posición competitiva fuerte. La devaluación habría destruido competitividad en la empresa eficiente (al subir el costo de la soya importada), mientras que habría beneficiado a la ineficiente que podrá seguir vendiendo baldosas sin tomarse la molestia de cambiar su estructura productiva ni mejorar su eficiencia.
 
Afortunadamente, esta opción ya no existe. Ahora, la única salida es una reducción no generalizada en los precios vía una “devaluación interna”. Esto implica un reajuste productivo y de los precios exclusivamente en aquellos sectores poco competitivos. En nuestro ejemplo, los productores de baldosas deberán reducir sus costos y empleo hasta que vuelvan a ser rentables con precios más bajos. En cambio, las empresas de balanceados, que ya son competitivas, requerirán menos reajustes productivos.
 
¿Cómo lograr el descenso en los precios?
 
El gobierno debe eliminar el déficit fiscal para contener la demanda pública de bienes, servicios y mano de obra que eleva sus precios.
 
Para abaratar el costo de insumos, bienes de capital y bienes de consumo, es necesario reducir aranceles a niveles competitivos en relación con países vecinos y eliminar trabas para-arancelarias.
 
La eliminación deI ISD, además de abaratar la importación, destruirá la barrera que existe actualmente al ingreso de capitales. Junto con la sustitución del arcaico Código Monetario y la eliminación de los techos de tasas de interés, se aumentará la oferta de dinero, reduciendo el costo del dinero. El costo salarial ha subido, en términos reales, muy por encima de la productividad del trabajo. Se puede lograr un ahorro, sin
reducir el salario nominal, disminuyendo recargos por despido y permitiendo otras modalidades de contratación como el trabajo por hora.
 
La “deflación interna” tiene ganadores y perdedores. Los ganadores serán quienes sepan realizar el reajuste productivo, innoven y sean prudentes con el endeudamiento (porque caerán sus ingresos en términos nominales, pero el valor nominal de sus deudas se mantendrá).
 
Perdedores serán quienes no logren adaptarse, insistan en las mismas técnicas de producción y no reduzcan sus costos y precios provocando estancamiento en sus ventas. ¡Demostremos que el gobierno y el aparato productivo ecuatoriano están a la altura de este desafío!