CNT con cancha inclinada

Alberto Acosta-Burneo

El gobierno quiere concesionar la telefónica estatal y recibir a cambio $4.000 millones. ¿Realmente es ese el valor de esta empresa?
 
Una empresa vale en función de su capacidad de generar ganancias a futuro. En el caso de CNT, las utilidades en 2018 alcanzaron $163 millones, equivalentes a un rendimiento sobre el patrimonio de 9 por ciento. Una visión superficial nos llevaría a concluir que se trata de una empresa rentable. Pero si profundizamos en el análisis nos llevaremos algunas sorpresas.
 
En Ecuador la cancha en las que juegan las empresas está fuertemente inclinada a favor de las empresas públicas. No todas las empresas son iguales ante la ley ni se rigen por las mismas normas. Estas “ayuditas” que da el Estado a los miembros de su “equipo”, facilitan a las empresas públicas generar ingresos.
 
Paradójicamente, incluso con una cancha fuertemente inclinada a su favor, muchas empresas públicas destruyen valor. Entonces, se justifica su ineficiencia asegurando que su objetivo es tener “rentabilidad social”. A diferencia del resto de empresas, cuando una empresa pública pierde dinero, puede seguir operando indefinidamente porque tienen una fuente inagotable de fondeo en los impuestos que pagamos los ciudadanos.
 
Analicemos ahora el caso de CNT. Una empresa que, con la actual cancha inclinada, genera utilidades. Veamos qué pasaría si la cancha se nivela, y tiene que acogerse a las mismas reglas de todas las empresas privadas. Este escenario debería aplicarse cuando esta empresa sea concesionada. Como primer impacto, CNT perderá el derecho preferente para el uso y explotación del espectro radioeléctrico. Además deberá pagar por la concesión, algo de lo que actualmente está exenta. Como empresa privada, la concesión le costaría alrededor de $900 millones amortizables anualmente, más un pago variable. Debido a su elevada participación en el mercado de telefonía fija, tendrá que pagar la contribución por concentración de mercado que alcanzará 7 por ciento del total de sus ingresos (ya que su participación supera el 75 por ciento del mercado).
 
CNT también tendrá que empezar a pagar impuestos. Aquí la lista es larga: predial urbano y rural, alcabalas, 1,5 por mil sobre activos totales, aranceles y salvaguardias. Sin olvidar el 15 por ciento de participación de trabajadores y el Impuesto a la Renta. Además tendrá que regirse a las rígidas normas laborales del sector privado. También perderá el privilegio de tener clientes cautivos. Actualmente, las instituciones del Estado deben contratar preferentemente con empresas públicas de telecomunicaciones. También perderá su capacidad coactiva para cobrar sus deudas y la garantía estatal para acceder a financiamiento.
 
Cuando CNT se acoja a las reglas vigentes para todas las empresas privadas, sus utilidades se transformarán en pérdidas. Al pedir $4.000 millones por esta empresa, se está desconociendo que los resultados de CNT dependen del subsidio que otorgamos los ciudadanos a las empresas públicas a través de leyes que inclinan la cancha y maquillan ineficiencias. ¡Sinceremos nuestra economía reformando las leyes y normas para que todos seamos iguales ante la ley!