Bomba de tiempo

Alberto Acosta-Burneo

Ya llevamos cinco años de ajuste fiscal y ahora debemos decidir entre continuar con el gradualismo o realizar un ajuste fiscal certero. ¿A quién beneficia un ajuste fiscal a paso de tortuga?

Con un lente cortoplacista, el gradualismo luce atractivo: mientras menos se haga, menos “olas” se generan. Pero si ampliamos el período de evaluación, veremos que el gradualismo es una bomba de tiempo que puede liberar un descontento generalizado por la falta de oportunidades y empleo. Es el terreno fértil para el retorno de los populismos como en la Argentina pos-Macri.

El gradualismo es contraproducente porque no corrige a tiempo la crisis fiscal que actúa como un lastre en la economía y destruye empleos. Un fisco quebrado: 1. Consume el ahorro interno que debería ser usado para financiar la producción y eleva la tasa de interés, 2. Impulsa la creación de más impuestos que disminuyen la inversión y el consumo y terminan contrayendo la economía, 3. Eleva la incertidumbre por atrasos en sus pagos.

El Estado debe asumir un rol subsidiario, es decir, actuar cuando el sector privado no lo hace adecuadamente. Esto implica:

PRIMERO: Priorizar el gasto público en el ciudadano más pobre (salud, educación y seguridad) y reducir todo lo demás.

SEGUNDO: Garantizar la calidad del gasto. Que una consultora internacional (independiente de toda presión local) especialista en organización y procesos delinee la transformación y digitalización del Estado para crear procesos eficientes al servicio del ciudadano.

TERCERO: Transparencia y lucha frontal contra la corrupción. Esto implica un cambio total en las leyes de compras públicas para que desaparezcan las contrataciones a dedo.

¿Necesitamos una reforma tributaria? Sí, pero no para transferir la cuenta a los ciudadanos, sino para corregir los desincentivos que ahuyentan a la inversión: 1. En Ecuador la carga corporativa alcanza el 42,5 por ciento, superior al promedio regional de 31,6 por ciento, 2. Se cobra un “impuesto a la renta” del dos por ciento a las ventas de microempresas incluso cuando no hay renta, y 3. El ISD funciona como barrera al ingreso de capitales.

Dejar pasar el tiempo no es la solución a la crisis fiscal. Aceleremos el proceso correctivo a 14 años de farra fiscal para que la economía vuelva a crecer y a generar empleo. ¡No permitamos el retorno del populismo!