El oro de los Andes

Nicole Cáceres Báez
El oro de los Andes

Escondido entre los páramos de la sierra se guarda el denominado oro de los Andes. No se trata de un metal precioso bajo la tierra, sino de una fibra de lujo que vive y camina entre los pastizales. La alpaca es una especie milenaria de nuestra región con enormes cualidades, entre ellas, que produce una de las fibras de origen animal más finas y lujosas, incluso, más exquisitas que la lana, la vicuña y la llama. 
 
Es así que, en las faldas del Chimborazo, se decidió sembrar la semilla del renacer de la identidad Andina, Ranti. Un proyecto multidisciplinario y multicultural que desea brindar al mundo el conocimiento y reconocimiento de los saberes ancestrales y la riqueza cultural que se plasma en los tejidos y bordados de la fibra de alpaca. “Ranti a través de su sueño de revivir los materiales crudos, naturales y nobles presentes en los páramos de nuestra región, empodera a comunidades y crea oportunidades de trabajo justas, decentes y conscientes con el entorno natural”, describe Dayanara Larrea, cabecilla de tan ambicioso proyecto.
 
ARTE NOBLE Y NATURAL
Las colecciones son un homenaje a la extensa sabiduría prehispánica que se encuentra latente en nuestras comunidades “a través de nuestros taytas y mamas, quienes son los portadores de nuestro legado cultural”, se lanzó “Renacer” el primer repertorio guardián de la memoria, hecho 100 % de fibra natural de alpaca sin procesos o mezclas químicas. De la misma manera, todos los procesos son manuales, nos indica Larrea, ninguno se realiza con maquinarias y se mantiene la ancestralidad en cada etapa. Además, “cada proceso funciona de forma independiente, ya que contamos con especialistas en cada una de las ramas”.
 
Primero se realiza la esquila consciente, proceso en el que se cortar y se separa la fibra o vellón de la alpaca. Después se realiza el escarmenado de la fibra que consiste en estirar los fragmentos de la hebra esquilada, separando cuidadosamente a mano una de otra sin que se corten hasta que adquieran una textura suave y un peso liviano. Cuando se logra esa contextura se procede a hacer el hilado, saber hereditario realizado por Warmis (mujeres) con el huso de mano, donde se transforman las fibras del vellón a hilo. Se retuercen varias fibras largas para unirlas y producir una hebra continua sumamente resistente y extrafina. Por último, el tejido, costumbre andina manual realizado por Karis (hombres). Esto da como resultado la dualidad energética equilibrada en cada pieza.
 
 
LA ESENCIA DEL TRABAJO
Ranti tiene otros esquemas de funcionamiento que rompe totalmente con los procesos tradicionales, “dentro de nuestra comunidad no existen horarios o puestos de trabajo, todos laboramos bajo un sentido de comunidad, guiados bajo un mismo sentir, tenemos claro cuál es el objetivo y hacia dónde debemos llegar, sin embargo, cada uno se adapta a su realidad y preferencias. La idea es que nada sea realizado bajo presión”, detalla, ya que trabajar con la fibra de alpaca natural guarda una esencia energética muy fuerte, que depende mucho del estado de ánimo de la persona, es por eso que se busca que las condiciones de trabajo sean al aire libre, no en espacios cerrados y sobre todo que sean en los tiempos que cada uno decida de forma independiente. 
 
Actualmente colaboran activamente con 5 comunidades alpaqueras, con quienes incorporan procesos adecuados de buenas prácticas para la producción, mantenimiento y mejora de la fibra de alpaca. “Iniciamos en el 2016 con un grupo limitado de 3 hilanderas y 1 tejedor, en el camino más mujeres, hombres, jóvenes se animaron a ser parte de nuestra familia. En la actualidad somos 48 mujeres hilanderas, 8 tejedores (6 hombres, 2 mujeres). Lo cual para nosotras representa un gran logro, haber empezado desde cero y construir una familia sólida que paso a paso va creciendo”, aunque para lograrlo, su creativa nos recalca que la labor fue ardua, “durante 2 años nos enfocamos en conformar grupos de mujeres hilanderas y tejedores, motivar a las personas de las comunidades que poseen estos conocimientos o saberes a retomar la labor, a no rendirnos o considerar al hilado o tejido como algo del pasado, les invitamos a valorar su arte”.  
 
A lo largo de estos años son muchos los estereotipos con los que se han encontrado que limitaban el avance cultural y romper esas barreras es el logro más grande de Ranti. “¨Ya no sentimos vergüenza de hilar”, “Mis hijos quieren aprender”, “Mi esposo me apoya” o “Hace 30 años que ya no realizaba esta labor”, son solo algunas frases que los llenan de esperanza para seguir adelante.
 
RECIPROCIDAD
Bajo un nombre en kichwa que significa “cambio e intercambio” se intenta representar el protagonismo de todos los participantes de un espacio integral, en donde se fusionan y se nutren los saberes de la cosmovisión andina con la contemporaneidad. “Todos en Ranti ‘Somos Andinos’ hacemos las cosas por amor no por sacrificio, primero se siente para luego poder entender y saber a partir de la esencia, nos regimos bajo tres principios: Saber Hacer, Saber Pensar, Saber Actuar”.
 
“Los artesanos con los que laboramos no son trabajadores son nuestra familia, y el acompañamiento que damos va más allá de la elaboración de piezas de arte manual, laboramos en beneficio del desarrollo comunitario, es por ello que creamos espacios de intercambio de saberes, realizamos talleres en las comunidades donde nos enfocamos en el perfeccionamiento de técnicas ancestrales. En el año 2019 desarrollamos un plan de capacitaciones continuo de hilado y tejido totalmente gratuito dirigido a todas las personas que estén interesadas”, nos dice una de las fundadoras, esperando que el futuro, las próximas colecciones se fusione a la fibra con otros materiales crudos como: oro, cáñamo, paja toquilla, cerámica, entre otros. “Nos apasiona trabajar con arte y belleza al natural. Respetamos siempre la esencia de la fibra de alpaca y deseamos que sea el propio ecuatoriano quien apoye y consuma productos locales de calidad y sea el anfitrión de su identidad, que valore su idioma, vestimenta, costumbres y tradiciones”.
 
 
ESQUILA CONSCIENTE
La esquila es el proceso que se realiza para cortar y separar la fibra o vellón de la alpaca de manera consciente, es decir, implica hacerlo una sola vez al año para respetar los tiempos de la naturaleza en el cuidado animal. “Respetamos los tiempos de la Pachamama, es un proceso importante y necesario que se debe realizar para cuidar la salud de la alpaca. Sin embargo, es una realidad que en muchas comunidades de nuestro país la fibra que se obtenía producto de la esquila muchas veces era quemada, es decir, es un recurso productivo que no se estaba aprovechando. Para Ranti el cuidado de las alpacas es la principal labor, ya que un buen cuidado con responsabilidad y amor, va a permitir el mantenimiento de la especie y el crecimiento de una fibra de calidad”. 
 
La fibra de alpaca, más allá de ser una fibra de calidad, es un legado de nuestra identidad andina, a su vez las alpacas son un patrimonio animal prehispánico que tiene que ser valorado y conservado de generación en generación como una bondad que nos ofrece la naturaleza.
 
SISTEMA DE COMUNIDADES
Ranti labora con varios sectores con amplia riqueza cultural, ancestral y artesanal en 9 comunidades de la provincia de Chimborazo, en los cantones de Riobamba, Colta y Guamote.
Alpaqueras: San Vicente de Tablillas, Guargualla Grande, Tambohuasha, Galte Bisñag y Mariano Acosta.
Hilanderías: Calpi Loma y Cacha.
Tejido en telar: Shobol Llinllín y Curiquinga.