Trabajo, familia y bienestar ¿Se pueden conciliar?

Nicole Cáceres Báez
Trabajo, familia y bienestar ¿Se pueden conciliar?

¿Cuántas veces no hemos llegado a casa después de un día largo de trabajo, dispuestos a jugar con nuestros hijos y los encontramos dormidos? ¿Cuántas veces no hemos querido empezar ese deporte que tanto nos gusta y al llegar a casa las fuerzas que restan son, a duras penas, para cenar y dormir?
 
Los límites entre el trabajo, la familia y nuestro bienestar cada vez están más difusos. Vivimos en un sistema que nos exige atención, energía y tiempo. ¿Cómo encontrar el equilibrio cuando tenemos tantas exigencias?
 
“Somos seres integrales: cuerpo, alma y espíritu, que interactúan en una misma dinámica social, cumpliendo diferentes roles: padre, madre, hijo, colaborador, empresario”, nos explica Darío López, psicólogo industrial, coach y consultor de Gestión y Desarrollo Organizacional. “La misma persona, el mismo individuo se mueve en estos diferentes roles, por tanto, el balance que logre mantener es fundamental para alcanzar bienestar y actuar de forma funcional”, añade. 
 
Según él, el trabajo es parte fundamental de la vida, aclara que no lo es todo en la vida, pero sí es una parte importante que nos permite llevar bienestar al hogar. El especialista afirma que hay una dinámica viva entre las esferas familia y trabajo, donde interactuamos; por lo tanto, encontrar una coexistencia armoniosa en tiempo, energía y presencia nos permite tener una vida balanceada. 
La organización familiar. Foto: Pixabay
 
¿PERO QUÉ TAN FÁCIL ES ENCONTRAR ESE EQUILIBRIO?
 
“Sí se puede, hay que tener claro que no existe la conciliación perfecta porque el ser humano siempre tendrá que lidiar con factores ajenos a su control; sin embargo, con ciertas habilidades y con un mayor nivel de consciencia, puede intervenir sobre aquellos aspectos que considera relevantes en su familia y sobre los que sí tiene control para lograr el equilibrio”, comenta María Conchita Figueroa, máster en Administración de Empresas, coach ontológico corporativo y conferencista.
 
¿Y LA SALUD DÓNDE QUEDA?
 
En muchas ocasiones es lo último que se aborda. La tendencia a ir de prisa, a avanzar aceleradamente, a caminar el trecho de la vida sin consciencia, nos afecta en nuestro bienestar. Es de vital importancia, tener tiempos para parar, hacer un alto o bajar el ritmo para ser consciente del camino que vamos recorriendo, para ir afinando nuestro bienestar en el día a día.
 
“Debemos ocuparnos de nuestra salud física, emocional y espiritual de forma permanente. Darnos el tiempo, acudir y escuchar a especialistas de la salud, darnos espacio para nosotros mismos, mimarnos y saborear el sentido y la alegría de vivir la vida”, detalla. 
 
¿CON LA LLEGADA DE LA PANDEMIA ESTE EQUILIBRIO SE HA VISTO MÁS AFECTADO?
 
Para María Conchita Figueroa ha sido una etapa en la que el equilibrio se vio muy afectado porque este virus amenazó a los cuatro dominios:  el dominio del corazón donde residen el propósito, las motivaciones, emociones y sentimientos; el dominio de la mente, donde se albergan los pensamientos, las creencias y el lenguaje; el dominio del espíritu, donde yacen los valores, la espiritualidad, la esencia del ser y la conexión profunda con Dios; y el dominio de la salud, que es una consecuencia tangible de que los otros dominios están en completa armonía.
 
La coach afirma que esta pandemia nos hizo mirar hacia adentro y cuestionar lo que estábamos haciendo con cada uno de ellos.
 
“Por ejemplo, yo fui una afectada por el Covid19 en marzo del 2020 (pico de la pandemia), estuve bastante grave y confieso que, en esos momentos de oscuridad, me hice más consciente de mi propia mortalidad, lo que me llevó a replantearme todo lo que había construido en mis cuatro dominios. Mi espiritualidad y mi corazón estaban fuertes y me sostuvieron; sin embargo, me hizo tomar consciencia sobre la forma en la que estaba atendiendo mi salud hasta ese entonces y me impulsó a trabajar en un cambio de hábitos con urgencia”, confiesa. 
 
Ella nos cuenta que en las organizaciones pasó algo similar, la pandemia hizo que líderes y empresarios implementaran bastante rápido los protocolos de bioseguridad, controles más efectivos en materia de seguridad y salud ocupacional, hicieron actividades para contener emocionalmente a sus colaboradores, algunas facilitaron el apoyo de expertos en salud mental para ayudar a sus empleados a manejar la depresión, ansiedad y el duelo. 
 
Otras dieron acompañamiento con coaching y mentorías financieras a colaboradores que inevitablemente fueron despedidos porque los modelos de negocio cambiaron o se redujeron y casi todas tuvieron que adquirir o desarrollar una serie de herramientas tecnológicas para asegurar la continuidad del trabajo en modalidad remota o por teletrabajo, “esto también causó estragos porque en un parpadear de ojos tuvimos que adaptarnos a esta nueva forma de vida. Mientras estas nuevas formas se van consolidando en la rutina diaria, es lógico que haya un desequilibrio inicial”, agrega.
 
¿QUÉ PUEDEN HACER LAS EMPRESAS PARA AYUDAR A SUS COLABORADORES A LOGRAR ESA CONCILIACIÓN DE LA QUE ESTAMOS HABLANDO?
 
“Lo mejor que pueden hacer es dedicar tiempo para preguntar, escuchar y comprender las necesidades reales de sus colaboradores”, comenta la experta. Ella indica que es bueno conocer prácticas de otras empresas que ostentan mayor madurez atendiendo crisis, pero que dichas prácticas no se tomen como una única fórmula de éxito. Las respuestas sobre lo que se debe hacer están en los propios colaboradores. Hacer pulsos de opinión, generar espacios de conversación o correr encuestas son herramientas útiles para conocer lo que ellos necesitan. 
 
El psicólogo Darío López indica que es importante implementar una cultura de alto desempeño con eficiencia. La organización y sus líderes deben concientizar y asegurarse de que las funciones que demandan de los colaboradores se pueden realizar en el tiempo destinado al trabajo. Ocasionalmente puede existir la necesidad de invertir más horas a la compañía donde laboramos, pero no debería ser la regla. Por otro lado, las empresas deben dotar de los recursos: físicos (ergonomía), psicológicos (establecer formas y espacios para relacionarse adecuadamente en las condiciones actuales) y organizacionales; manejo de la información, calibración de objetivos, etc.; para lograr la conciliación entre familia – trabajo y bienestar.  
 
Organización en el tiempo. Foto: Pixabay
 
10 CONSEJOS PARA CONCILIAR, DESDE CASA, LA VIDA LABORAL CON LA FAMILIA Y EL BIENESTAR:
 
Darío López:
  1. Dar el adecuado valor que el trabajo y los demás aspectos de la vida poseen. 
  2. Crecer en efectividad, dar espacio para la planificación, establecer y respetar la agenda
  3. Responsabilizarse por los ofrecimientos en el trabajo, partiendo de medir adecuadamente el tiempo que requiero para generar un entregable, de tal forma que la vida familiar no se vea afectada. 
  4. Ocuparse de contar con relaciones laborales provechosas y familiares enriquecedoras. 
  5. Dar cantidad y calidad de tiempo a la familia, planificando los espacios de recreación y distracción, decidiendo estar presente y disfrutar de la compañía de mis seres queridos. 
 
María Conchita Figueroa:
  1. Hay que entrenarse estableciendo rutinas y hábitos que se practiquen con disciplina y perseverancia a fin de dedicar el tiempo justo y necesario para los aspectos que importan en la vida de un individuo. El bienestar será entonces el premio a ese esfuerzo consciente.
  2. Hacer acuerdos entre los miembros de la familia respecto a la forma en que cada uno puede colaborar con las actividades del hogar. Esta también es una forma de fomentar el trabajo en equipo y educarse en el valor de la solidaridad y la responsabilidad.
  3. La pandemia convirtió el hogar en una oficina y en un salón de clases, por lo que, en favor del bienestar, resulta útil reorganizar ciertas áreas de la casa para que ambas actividades puedan desarrollarse simultáneamente y con cierta independencia. Es clave respetar los horarios.
  4. Colocar en un lugar visible un calendario familiar que visibilice las actividades educativas, las reuniones de trabajo, las actividades, etc. para que todos estén informados, en sintonía y gestionen eficientemente su tiempo.
  5. Una buena práctica es que, al finalizar el día, la familia se reúna y cree un espacio de confianza para compartir abiertamente lo que les sucedió durante el día y cómo les afectó. El solo hecho de conversar en un espacio seguro, sentirse escuchado y contenido, fortalece los vínculos, alivia la tensión y ayuda a mejorar el estado anímico, aunque la solución no surja de inmediato.
Tranquilidad emocional. Foto: Pixabay