La cosmeticorexia, ¿de qué se trata esta adicción de belleza y por qué puede ser peligrosa para niñas y adolescentes?

La adicción a la compra de cosméticos y productos antienvejecimiento ya no solo se ve en mujeres adultas, expertos dan alertas que niñas y adolescentes también están cayendo en la cosmeticorexia.
Redacción Hogar
Adolescente aplicándose mascarilla cosmética.

La obsesión por la belleza se ha convertido en un tema no solo de adultos, y es que cada vez más niñas y adolescentes empiezan a realizar rutinas de skincare llenas de productos y pasos a seguir, de aquellas que abundan en las redes sociales.

Para Isabel Hernández Rivero, psicóloga y profesora del Máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria de la Universidad Europea, esta obsesión por la belleza, que cada vez más se presenta en menores de edad, se nutre de una mezcla de influencias, desde la presión mediática hasta la comparación constante en las redes sociales.

Pero también la publicidad y los medios imponen estándares de belleza nada reales, mientras que las expectativas familiares y sociales refuerzan la importancia de la apariencia física. Por esa razón es que tendencias como "Sephora Kids" empiezan a sonar con fuerza y son los mismos adultos los que llegan a pagar los productos que usan las menores.

Cada vez más adolescentes tienen acceso a comprar productos cosméticos a pesar de que la recomendación de los dermatólogos es que las pieles infantiles normales solo requieren limpieza con un jabón neutro, máximo crema humectante y protector solar.

En ese sentido, hay una tendencia que inquieta y es la cosmeticorexia, esta adicción por la belleza y la compra de productos de cuidado facial que lleva a niñas y adolescentes a abusar de las rutinas de skincare, del cuidado personal y apariencia física.

Esto también ha dado lugar a otras corrientes como las beauty party kids, fiestas de cumpleaños centradas en el cuidado personal. ¿Qué impacto tienen en la percepción de la belleza en los más pequeños?

La experta de UE advierte que la proliferación de estos eventos podría fomentar una obsesión prematura por la apariencia física y la belleza y desviar la atención de aspectos cruciales del desarrollo infantil, como el juego creativo y las relaciones sociales.

Muchas adolescentes tienden a subir sus rutinas de belleza a redes sociales.

​​​​​​​¿Quiénes son las más susceptibles a caer en la cosmeticorexia?

Para la psicóloga Hernández Rivero las más sensibles a la cosmeticorexia son aquellas niñas más sensibles a su apariencia física, influenciadas por modelos de belleza poco realistas desde temprana edad.

La presión del grupo de amigos o familia y la exposición prematura a estándares irreales juegan un papel crucial en esta batalla contra la autoaceptación.

Los tratamientos de belleza ofrecidos para menores también pueden fomentar estas ideas de estándares de belleza en etapas muy tempranas

Respecto a los efectos de este trastorno, la especialista explica que los tratamientos de belleza realizados a una edad temprana pueden acarrear consecuencias tanto físicas como mentales significativas.

En el aspecto físico, el uso de productos inadecuados puede resultar en irritación de la piel, alergias e incluso daños permanentes. A nivel mental, estos tratamientos pueden contribuir al desarrollo de trastornos de la imagen corporal, baja autoestima y ansiedad relacionada con la apariencia. “La magnitud del daño causado por las líneas cosméticas dirigidas a niños es una pregunta que merece una respuesta urgente. Investigaciones sobre su impacto en la autoestima, el autoconcepto y el desarrollo de trastornos alimentarios son esenciales para comprender la verdadera dimensión del problema”, afirma Hernández.

¿Cómo podemos identificar este problema?

Signos como una preocupación excesiva por la apariencia física, la realización de múltiples procedimientos de belleza y esquivar actividades sociales debido a la apariencia pueden dar indicios de este problema.

De acuerdo con la experta, para abordar estas preocupaciones, es crucial promover una educación sobre la salud y el bienestar integral, fomentar una autoestima basada en habilidades y logros, en lugar de la apariencia física, y fomentar una cultura que valore la diversidad y la aceptación de uno mismo y de los demás.

Además, es importante que los padres y cuidadores establezcan límites saludables en cuanto al uso de productos de belleza y redes sociales, y fomenten un diálogo abierto y honesto sobre la imagen corporal y la autoestima con sus hijos.