Del plato a tus hormonas: cómo la digestión influye en el equilibrio de tu salud

Este artículo es un aporte de María Gracia Cabrera, nutricionista-dietista, especialista en salud hormonal y digestiva Universidad de Navarra Pamplona-España.
Vistazo
Del plato a tus hormonas: cómo la digestión influye en el equilibrio de tu salud
Las proteínas y grasas buenas son esenciales para la producción hormonal y para reparar la mucosa intestinal.

¿Por qué hablar de digestión cuando se habla de hormonas? Cuando pensamos en hormonas rara vez se nos viene a la mente el intestino. Sin embargo, tu salud digestiva puede ser la directora silenciosa de tu orquesta hormonal. Alimentarte bien no solo “nutre”, sino que también activa, transforma y regula muchas de las señales hormonales que dictan cómo te sientes, cómo duermes, cómo metabolizas y cómo cambia tu cuerpo. Lo que ocurre en tu sistema digestivo influye directamente en el equilibrio hormonal.

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Síntomas como hinchazón, sensibilidad en los senos, cambios de humor o incluso una alteración en tu ciclo menstrual pueden ser el resultado de una mala eliminación del estrógeno. Este proceso depende en gran parte de la salud del hígado y del intestino, y es aquí donde la alimentación juega un papel protagonista.

Cuando comemos de forma adecuada —con suficiente fibra, vegetales amargos, antioxidantes y nutrientes clave como el magnesio o las vitaminas B—, ayudamos a que el hígado metabolice correctamente el estrógeno y lo envíe al intestino para su eliminación final. Pero si nuestra dieta está cargada de azúcares, alimentos ultraprocesados, alcohol o grasas inflamatorias, esa vía de eliminación se ve comprometida.

El metabolismo del estrógeno es solo uno de los muchos ejemplos que evidencian cómo el intestino impacta directamente en nuestro equilibrio hormonal. Desde la regulación del cortisol —la hormona del estrés—, hasta la producción de serotonina —crucial para nuestro estado de ánimo— y el buen funcionamiento de la tiroides, la alimentación y la salud digestiva se convierten en piezas clave para entender y tratar los desbalances hormonales. Por eso, cuando hablamos de hormonas, también debemos hablar de alimentación.

El eje intestino-hormonas es una red de comunicación bidireccional entre el sistema digestivo, especialmente el intestino, el sistema endocrino (productor de hormonas) y el sistema nervioso. En el intestino reside una comunidad inmensa de microorganismos, conocido como la microbiota, que actúan en conjunto como un verdadero equipo. Estas bacterias, virus, hongos y arqueas no solo participan en la digestión, sino que también colaboran activamente en la producción, transformación y degradación de hormonas y neurotransmisores.

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Cuando el equilibrio de la microbiota se ve alterado, también lo hace la comunicación entre el intestino y los órganos productores de hormonas y neurotransmisores. El resultado es la liberación de toxinas al torrente sanguíneo, lo que puede interferir con la señalización de la insulina, afectar el funcionamiento de la tiroides y desestabilizar hormonas sexuales como el estrógeno y la progesterona.

Además, la producción y síntesis de hormonas depende de nutrientes esenciales como las grasas saludables, aminoácidos y micronutrientes, tales como zinc, selenio, yodo, vitaminas D, B6, B12 y magnesio. Si existen alteraciones en la digestión o en la absorción, como en casos de hipoclorhidria, disbiosis o SIBO, el cuerpo no recibe estos nutrientes fundamentales. Sin los "ingredientes" adecuados, la producción hormonal se ve comprometida, lo que puede generar desequilibrios hormonales.

María Gracia Cabrera, nutricionista-dietista.

Cuando una paciente llega con síntomas hormonales —como síndrome premenstrual (SPM) intenso, acné adulto, cansancio crónico, insomnio o ciclos menstruales irregulares— el enfoque más común es culpar directamente a las hormonas. Sin embargo, lo que muchos no saben es que el intestino podría estar en el origen silencioso de esos desequilibrios.

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La conexión intestino-hormonas en acción:

Tratar solo las hormonas sin mirar al intestino es como reparar una fuga sin cerrar la llave de agua.

Cuidar tu digesrión es también una forma de cuidar tus hormonas. El intestino necesita ciertos nutrientes clave y hábitos diarios para funcionar bien, protegerte y mantener el equilibrio hormonal. Aquí van acciones prácticas que puedes implementar hoy mismo:

1. Come suficientes proteínas y grasas buenas: Son esenciales para la producción hormonal y para reparar la mucosa intestinal. Incluye carnes magras, huevos, pescado, aguacate, aceite de oliva extra virgen, frutos secos y semillas.

2. Alimenta tu microbiota: Fibra prebiótica de vegetales, frutas, legumbres, chía, linaza, avena o plátano verde es el “alimento” que tus bacterias buenas necesitan para prosperar y proteger tu salud hormonal.

3. Apoya tu hígado con alimentos que favorezcan su correcto funcionamiento: Como hojas verdes amargas (rúcula, espinaca, diente de león), cúrcuma, remolacha y crucíferas (brócoli, coliflor, repollo).

4. Mantén una digestión eficiente: Come sin distracciones, mastica bien, y evita comer con prisa o estrés. La digestión empieza en la boca, y un intestino relajado absorbe mejor.

5. Cuida tu descanso y tu ritmo circadiano: Dormir mal altera tu microbiota, tu cortisol y tu ciclo hormonal. Intenta dormir entre 7-9 horas, con rutinas estables y luz natural durante el día.

6. Reduce el estrés: El estrés crónico debilita la barrera intestinal, favorece la inflamación y altera el eje HPA (hipotálamo-hipófisis-adrenal), impactando tus niveles de cortisol, tiroides y hormonas sexuales.

Tu sistema hormonal no funciona de forma aislada, y tratar solo las hormonas sin mirar la raíz digestiva es dejar fuera una pieza fundamental del rompecabezas.Si estás lidiando con síntomas como fatiga, SPM, acné o ciclos irregulares, el punto de partida podría no estar en un análisis hormonal, sino en tu intestino, en tu plato y en tus hábitos diarios.

La buena noticia es que mucho de esto está en tus manos: lo que comes, cómo digieres, cómo duermes y cómo manejas el estrés son decisiones cotidianas que tienen un impacto real en tu equilibrio hormonal.

Si quieres empezar a trabajar desde la raíz y dejar de ponerle parches a tus síntomas, la salud digestiva puede ser tu mejor aliada.