Reparan la Casa de Humboldt en el Antisana para explicar el cambio climático

Agencia EFE
La reconstrucción de la "casa de Humboldt" está orientada en constituirse en un museo del agua, del páramo y del cambio climático.

Ecuador y Alemania impulsarán la reconstrucción de una vieja casa ubicada en el nevado Antisana, donde el científico y naturalista alemán Alexander von Humboldt profundizó, hace más de 200 años, sus estudios sobre la necesidad de proteger la naturaleza y el peligro del cambio climático.

Construida a 3.900 metros sobre el nivel del mar y cobijada bajo los gélidos glaciares del Antisana, la rústica casa que habitó Humboldt en los albores del siglo XIX en los Andes de Ecuador, yace ahora abandonada sobre un manto de pajonales, helechos y musgos, en la vecindad de venados, lobos y cóndores andinos, entre muchas otras especies.

Deshabitada por décadas y con la huella de los tiempos en sus paredes, la vieja casona aún conserva elementos primigenios, como la paja que recubre su techo, las piedras volcánicas que organizan sus paredes y maderas indómitas que han resistido la furia del viento y de la humedad.

LA CASA DE HUMBOLDT EN LA ALTA MONTAÑA DEL CENTRO DEL MUNDO

La idea es reconstruirla sin alterar su esencia, mantener su historia para comprender en qué condiciones el genio de Humboldt comprendió que el hombre estaba generando condiciones para una eventual alteración climática que repercutiría en la armonía de la naturaleza.

"Humboldt tiene una gran importancia para la ciencia de la naturaleza", no solo por sus amplios conocimientos, sino porque era "popular en su tiempo" con sus mensajes dirigidos a promover el cuidado de la naturaleza, relató el embajador de Alemania en Ecuador, Phillip Schauer.

Justamente Schauer es uno de los impulsores de la reconstrucción de la llamada "Casa de Humboldt" en el Antisana, un volcán nevado de 5.728 metros de altitud, que se levanta muy próximo a la línea equinoccial.

Aunque siempre amenazada por el viento y las nubes, esta montaña dividida en grandes haciendas en su pasado colonial, es ahora un Parque Nacional de Ecuador, protegido y que guarda una infinidad de sorpresas ambientales.

Es por ello que el embajador Schauer interpretó el porqué Humboldt "se enamoró" de esta tierra y la defendió. "Fue uno de los primeros que nos hizo pensar en la naturaleza sin fines, creer en la naturaleza en sí" y pensar que acciones, como la minería, por ejemplo, la ponían en peligro, explicó.

UN MUSEO DEL AGUA, DEL PÁRAMO Y DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Por eso, además, la reconstrucción de la "casa de Humboldt" está orientada en constituirse en un museo, en el que científicos y visitantes del mundo puedan reencontrarse con las ideas del científico alemán en su hábitat.

"Se está haciendo un estudio en paralelo para el museo", en el que se deben incorporar elementos que reflejen las ideas de Humboldt, mencionó el embajador y dijo que, por ejemplo, se colocarán paneles de generación eléctrica de bajísimo voltaje.

Ello, permitirá evitar efectos con la paja del techo, pero facilitará "conservar el ambiente como era" en el pasado, agregó Schauer.

En el interior se colocarán paneles explicativos sobre el trabajo que realizó Humboldt en esta tierra, así como "la importancia de sus pensamientos, sus descubrimientos" y la actualidad de sus postulados sobre el cambio climático, añadió.

EL ANTISANA: UN REFUGIO DE VIDA PARA LA CAPITAL DE ECUADOR

"La casa de Humboldt" está situada en una zona de las faldas del Antisana catalogada como "Reserva hidrológica", administrada por la Empresa Pública Municipal de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps), de Quito, que comparte el proyecto de reconstrucción.

Y es que allí también conviven sistemas hidrológicos vitales para Quito, como la laguna de La Mica, que abastece de agua a buena parte del sur de la capital situada a unos 50 kilómetros al oeste de la montaña.

Una planta de captación recoge a diario, de forma regulada, el agua de la laguna y la dirige a una planta de tratamiento a través de canales y tuberías especiales.

El deshielo del Antisana y los humedales (grandes bolsas naturales de agua recubiertas de vegetación) alimentan al reservorio de La Mica.

El proceso es prolijo y se hace con excesivo cuidado, ya que la empresa municipal sabe que el agua que utiliza es un aporte que la naturaleza brinda para beneficio de los ciudadanos.

Por eso, la Epmaps administra con mucha firmeza la "Reserva hidrológica" y su entorno natural, protegido con una mínima intervención de la mano del hombre.

Esa gestión ha llegado a tal punto de cuidado que, gracias también al aporte de la Fundación de Protección del Agua (Fonag), se han emprendido proyectos para cuidar los frágiles ecosistemas de la zona.

Por ello, el Fonag colabora con el cuidado y preservación de los cóndores andinos, los osos de anteojos, pumas y otras especies propias de la zona, imprescindibles en este reservorio ecológico de los Andes.