<img src="https://certify.alexametrics.com/atrk.gif?account=fxUuj1aEsk00aa" style="display:none" height="1" width="1" alt="">

“Si se da el mensaje de relajación a la población para que salgan, los casos incrementarán”

martes, 1 septiembre 2020 - 02:29
Facebook
Twitter
Whatsapp
Email

Entre el 15 y el 30 de marzo en Guayaquil los contagios por COVID-19 se multiplicaron por 400. El 7 de abril se llegó al pico: 700 muertes en un solo día. En el área de triage del Hospital del IESS de Ceibos se llegaron a contabilizar 1.000 pacientes en 24 horas. La realidad de los primeros meses de la pandemia demostró el deficiente sistema de salud del país y la poca preparación que se tuvo para enfrentar al virus.

De igual manera, después de lo vivido en Guayaquil, Quito no ganó tiempo para rastrear, ubicar y cercar al virus a través de pruebas masivas. En agosto, la capital mantuvo la curva de contagios en ascenso con un comportamiento irregular respecto al número de nuevos casos diario.

Daniel Simancas, médico cirujano, epidemiólogo clínico y director del Centro de Investigación de la Universidad Tecnológica Ecuatorial en Quito, reflexionó junto a Vistazo sobre el aprendizaje que nos dejó la emergencia sanitaria en sus primeros meses, y lo que aún está pendiente para controlar la pandemia.

Cuando una ciudad excede el porcentaje del número de reproducción efectivo, cada infectado debe a su vez infectar a menos de una persona, al analizar los casos de Quito y Guayaquil, la dinámica está en crecimiento y no ha sido contenida.
Si usted puede controlar la tasa de reproducción de un virus es un indicador muy confiable para relajar o no las medidas para dirigir la política sanitaria, sin embargo, la OMS sabe que los países no pueden hacer el número de pruebas que deberían, Ecuador es un caso muy particular porque hace mucho menos que sus vecinos, pero si es que no puedes calcular o no es preciso porque no haces el número de pruebas adecuado, tienes otros parámetros que te podrían ayudar.

Si no haces el número de pruebas que deberías, la tasa de reproducción calculada en The Financial Times es de 1.7, acá el Imperial College London nos ha calculado en 1.17 con un intervalo superior que puede ir a 1.24. Esto quiere decir que, si tuvieses 1.000 infectados en 2 semanas, duplicarías, y adicional a ello tendrías de 170 a 240 casos adicionales. Si no logras que esta relación sea menor que 1 estás en serios problemas y realmente deberías tomar decisiones más enérgicas.

Pero hay otros indicadores que ante la desconfianza en esta tasa de reproducción podrían ayudar, como la disminución del al menos el 50% de los casos durante tres semanas. En el caso de Guayaquil y Guayas sí hubo una disminución del número de casos, pero en Quito no fue así, fue un crecimiento sostenido con unos picos que se produjeron en mayo y en la primera semana de julio.

¿El error estuvo en no haber realizado las pruebas suficientes?
El aprendizaje que nos dejó Guayaquil es que teníamos que trabajar desde el primer minuto, para no repetir lo que pasó, porque nos agarró descuidados a todos, a científicos, políticos, laboratorios, funerarias, lo advertimos en una reunión en el COE que esto podría suceder, porque el virus es el mismo en todos los países.

Cuando tienes colapsado el sistema sanitario, pequeños brotes en cualquier sitio, por ejemplo: 10 fiestas con 100 personas son una posibilidad de 1.000 contagiados y de esos requerirás, en dos semanas, dar atención sanitaria a 150 o 200. Estos brotes que se están dando por las fiestas, ¿dónde los vas a atender? Entonces estamos tomando las decisiones con base técnica: no. ¿Nos hemos preparado algo mejor que Guayaquil? Sí, pero eso no quita que, si se da el mensaje de relajación a la población para que salgan y se reúnan, de que el sistema puede atenderlos, los casos incrementarán y la velocidad con la que están incrementando provocará muchas muertes que son evitables.

¿Hay la posibilidad de que Quito, tal como está evolucionando la pandemia, llegue a tener un número parecido de muertes como Guayaquil?
Nosotros realizamos un modelo matemático y lo presentamos a las autoridades, el primer modelo que hicimos en marzo, pronosticaba el pico en Quito de la segunda semana de mayo, el segundo pico lo pronosticamos antes de que Quito cambie a amarillo, justamente con las variables que podíamos tener en ese momento. Es decir, el modelo no se hace con el número de casos diarios, el modelo utiliza variables y hace una proyección que se va controlando con el reporte de los casos diarios que es un estimador sesgado porque tiene dos semanas de retraso, además de que la información y la falta de transparencia en el número de pruebas no ayudan mucho a los epidemiólogos, y advertimos que se venía un pico quizás no tan explosivo como el de Guayaquil. Advertimos que un cambio del semáforo provocaría un crecimiento ostensible en los contagios.

La UTE propuso modificar el semáforo rojo disminuyendo algunas restricciones para que no se de tal impacto, porque lo que no entienden en el COE es que cuando das la imagen de que se cambia de semáforo, en vez de modificar las restricciones, la gente piensa que puede salir con su familia, esa falsa sensación de seguridad a través de un mensaje de estar haciendo bien las cosas es lo que hace que a pesar de las restricciones, la gente no las cumpla y siga movilizándose. Obviamente hay una corresponsabilidad de personas irresponsables que están provocando el incremento de contagios.

Con una economía con tanto nivel de informalidad, ¿cuál hubiera sido una salida más realista?
El confinamiento tiene que ir de la mano de un apoyo, es mucho más barato apoyar a estas familias que no tienen recursos, que están saliendo con sus familias a vender una mascarilla, a vender frutas, a contaminarse en los mercados, es mucho más costo-efectivo que esta gente permanezca en casa con la ayuda humanitaria que se requiere, con medicinas, vigilancia epidemiológica, que permitir que esta gente se infecte y muchos de ellos requieran hospitalización. Un día de hospitalización y de cuidado intensivo están entre los 1000 y 3000 dólares. Si haces la relación de cuántos casos se están atendiendo hoy en día y si haces la relación de lo que cuesta al Gobierno una muerte, a mi punto de vista es más costo-efectivo dar apoyo a estas familias, asegurar que se queden en casa con alimentación, que exponerlos en estas zonas calientes.

¿Podrían funcionar los aislamientos geográficamente bien puntualizados?
Hicimos una propuesta de rastreo de contactos porque la gente tiene que entender que ya tienen algún familiar o conocido contagiado, que quizás alguno ya estuvo en contacto con esa persona. Estas personas muchas veces no tienen idea de qué hacer, a quién llamar, si estará en riesgo… ese es el seguimiento epidemiológico, que alguien le de orientación a usted cuándo está contagiado, que alguien le diga qué hacer porque estuvo cenando con esa persona y que una exposición de más de 15 minutos sin medidas de protección, le hace a usted sospechoso y como tal tiene que quedarse 14 días aislado.

El Estado tiene otra grave crisis derivada de su carencia de recursos… En Guayaquil hubo una participación ciudadana intensa para ayudar a estas familias, pero en Quito no se visto mucho esta ayuda ciudadana.
El rol de la sociedad es muy importante, la solidaridad es bien vista siempre. Lo que digo es que es más barato este apoyo a las familias, aunque suene utópico, que estar comprando y adaptando unidades de cuidados intensivos, que son costosísimas. Estamos hablando de 3.000, 4.000 dólares diarios que cuesta y que, si uno compara la inversión que está haciendo el Estado, está esperando que la gente enferme cuando tiene que ir a la casa a buscarlos, darles el apoyo para que no se complique, no se agraven y no requieran cuidado intensivo. La reasignación del gasto es una estrategia de salud pública, se debería considerar.

Debería la sociedad civil y empresarios reunirse como pasó en Guayaquil, y basado en evidencia científica, no distribuir tratamientos a diestra y siniestra como pasó en Guayaquil, sino empezar a intervenir precozmente a la población. Hablamos que el gasto no está siendo bien dirigido, y que así incrementes carpas y médicos, si no haces la vigilancia epidemiológica, si no aíslas a los enfermos vas a seguir teniendo más contagios y no habrá hospitales que soporten.

¿Una solución es realizar masivamente pruebas COVID a la población?
La estrategia de comprar masivamente las pruebas es la adecuada. Esa es la estrategia, hacer masivamente las pruebas y no solo a los enfermos. Por ejemplo, en un hospital tienes 70% y hasta 80% de resultados positivos de cada 100 pruebas, cuando hay familias enteras esperando que les diagnostiquen para saber qué hacer y si no puedes diagnosticarles tienes que capacitarles, tiene que haber alguien en el teléfono que te ayude y apoye; si esta persona sigue trabajando puede contagiar a toda su empresa y usted va a perder en dos semanas a la mitad de sus trabajadores. Capacitando a la sociedad podemos salir de esto juntos.

Manejar la pandemia con pruebas rápidas en empresas, es un riesgo, es muy confiable cuando sale positiva, pero es muy poco confiable cuando sale negativa y hay que manejar clínicamente, es decir, con un médico, porque si esta persona a pesar de su resultado negativo, cenó o almorzó con una persona contagiada, tiene altísimas posibilidades de estar contagiada y que su resultado sea equivocado.

*Vea la entrevista completa:
 

Más leídas
 
Lo más reciente