¿Qué pasa en Esmeraldas? Su tasa de homicidios ya se compara con ciudades mexicanas donde reina la violencia
Esmeraldas está en emergencia. Si en la provincia verde hubo 149 asesinatos el año anterior, en lo que va del 2022 la cifra casi se ha triplicado: más de 416 muertes violentas, la mayoría relacionada con ajustes de cuentan entre bandas criminales que cada día ganan más control y general temor en la población.
Es la provincia más pobre del país y parece estar a punto de ser controlada por las bandas criminales. En esta semana, los locales comerciales de la ciudad se vieron obligados a cerrar sus puertas después del mediodía por temor a enfrentamientos entre bandas. La alcaldesa decretó que el horario de trabajo termine a las dos de la tarde y ahora pide suspender las clases hasta noviembre. Mientras el comandante de Policía de la zona mostró su frustración por no poder contener el crimen.
Todos esperan que la situación se calme, pero Esmeraldas ha llegado a un punto crítico. La provincia verde es hoy la más peligrosa del país; superó hace rato a Guayaquil. Si se cuenta el número de muertes violentas, Esmeraldas contabiliza 63 por cada 100 mil habitantes, y la cifra ascenderá aún más hasta fin de año. Dato solo comparable con ciudades mexicanas, donde hay entre 50 y casi 200 homicidios por cada 100 mil habitantes, según el informe del Concejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de México.
En la ciudad de Tijuana, por ejemplo, la tasa de homicidios es de 103; en Colima: 59; y en Zamora: 196, según datos de 2021. La crítica realidad que atraviesa Esmeraldas ya la ponen en el vergonzoso mapa de las ciudades más peligrosas del mundo.
La violencia en esta provincia no es nueva. Allí, en 2018, una banda terrorista hizo explotar un coche bomba a las afueras del cuartel policial de San Lorenzo. Semanas después, tres periodistas de diario El Comercio fueron secuestrados y asesinados por un grupo de las disidencias de la guerrilla de las FARC que operaban en Ecuador y, que ahora, lejos de ser controlada, ha ganado más espacio en la provincia fronteriza.
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VIOLENCIA SE AGRAVA
El pasado miércoles, cerca de las 16:00, el centro de Esmeraldas lucía vació, con los locales comerciales cerrados al público. Previamente, se habían viralizado videos, en los que los negociantes huían del lugar tras recibir una alerta de que las bandas iban a generar enfrentamientos y violencia.
Ese día, supuestamente se programó el traslado de dos féretros hacia el cementerio de la ciudad. Al parecer, los fallecidos eran dos sujetos acribillados por sicarios el lunes. Los occisos tenían antecedentes penales y presuntamente eran parte de la banda Los Tiguerones.
La Policía y Fuerzas Armadas se vieron obligados a reforzar la seguridad y no ocurrieron desmanes, pero el miedo y la tensión de la ciudadanía eran evidentes.
Esmeraldas es una ciudad controlada por la banda Los Tiguerones, según lo reconoció recientemente el comandante de Policía de la zona, William Calle. De acuerdo al uniformado, solo en el centro penitenciario, al que ni siquiera pueden entrar a hacer una requisa, hay alrededor de 1.500 integrantes de los Tiguerones y en los exteriores entre 3.000 a 4.000. "No es una bandita nomás, esto para mí es un cartel".
Los Tiguerones nacieron en el 2019, como una unidad operativa de apoyo a la histórica banda de Los Choneros, que colabora con el cartel de Sinaloa en Ecuador. Tras el asesinato de su líder Jorge Luis Zambrano, alias “Rasquiña”, en diciembre de 2020, Los Tiguerones buscan hegemonía en el mercado del narcotráfico.
Vistazo publicó en mayo de este año un reportaje exclusivo con informes clasificados, los cuales revelaron que el poder de Los Tiguerones se basa en su relación con el Frente Sinisterra, disidente de las FARC, que se negó a firmar los acuerdos de paz en Colombia luego de 2016, y que fue el grupo que secuestró y asesinó a los periodistas de El Comercio en 2018.
Las recientes investigaciones policiales apuntan a que un líder de esta organización delictiva dirige las actividades desde la cárcel de Esmeraldas.
Por otro lado, el portal Primicias, reveló en un reportaje, que los últimos hechos suscitados en Esmeraldas tendrían que ver con la guerra entre Tiguerones y Gángsters. Estos últimos son parte de una facción que lideran Los Choneros.
POBREZA, SECUESTROS Y VACUNAS
Esmeraldas tiene una tasa de pobreza del 52.9% y una tasa de empleo adecuado de 21.7%, según cifras del INEC hasta diciembre del 2021. Lo que la convierte en la provincia con más altos niveles de pobreza en la región Costa.
Esto es aprovechado por las bandas que captan a niños y adolescentes a través de regalos. “Van y les dan juguetes en Navidad. Entonces, ellos les tienen ahí en unos grafitis como líderes, como dioses”, describió William Calle, jefe zonal de la Policía.
Además, el uniformado señaló que la responsabilidad de la inseguridad en Esmeraldas recae sobre el Estado. "En esos sectores (inseguros) no hay una cancha de fútbol, no tienen agua, muchos no tienen luz, no va el Ministerio de Cultura (ni el) MIES", agregó.
Por si fuera poco, las guerrillas también intentan reclutar jóvenes. En este caso, lo hacen a través de secuestros. Esta semana, en San Lorenzo, se reportó la desaparición de dos jóvenes, quienes estarían en manos de las disidencias de las FARC.
Una de las familias consiguió información de su pariente: "(Le explicaron que) él reúne características de las personas que ellos quieren, y esto va a seguir, se van a seguir llevando a los chicos, porque necesitan llegar a un número, entre colombianos y entre ecuatorianos", relató una fuente a la agencia EFE.
Las extorsiones son otro factor que atemoriza a los esmeraldeños. Hace cuatro días, la Policía detuvo a tres personas que pedían las denominadas ‘vacunas’. Un ciudadano denunció que los sujetos, vinculados a bandas delictivas, pedían el pago de 2.000 dólares, a cambio de no atentar contra la integridad de él y su familia.
En cuanto a las extorsiones, no hay datos exactos, sobre todo por el miedo de las víctimas a denunciar.
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PRESENCIA DEL ESTADO
La Policía de esta provincia, autoridades y ciudadanos piden mayor presencia del Estado. Los agentes del orden no tienen control de la cárcel, sus autos están llenos de balas y hay sectores a los que no pueden entrar.
Para variar, tampoco hay respaldo de la justicia. Pese a que ciertos delincuentes son detenidos, en poco tiempo salen en libertad.
“Se ha incautado alrededor de 400 armas, por las que ninguna persona está detenida. Ingresamos a los detenidos y a las dos semanas nos topamos con los mismos”, manifestó el comandante William Calle.
Por el momento, la alcaldesa de Esmeraldas, Lucía Sosa, anunció que iniciará una demanda de acción constitucional para que el Gobierno atienda a la provincia con base en lo que se genera desde la refinería.
La gobernadora, Tania Obando, criticó el pronunciamiento de Sosa e informó que este fin de semana se reunirá el Comité Provincial de Seguridad para verificar las acciones que han hecho los Municipios.
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