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A la derecha, su próxima cita

miércoles, 11 marzo 2015 - 05:29
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Abre la aplicación en su smartphone o tablet. Mira la foto que aparece en pantalla. Dependiendo de lo que haya especificado que está buscando, puede ser la imagen de un hombre o una mujer que se ubica en un rango delimitado de kilómetros elegido previamente. Si le gusta lo que ve, arrastra la imagen hacia la derecha; de lo contrario, la desecha con un movimiento hacia la izquierda. En caso de que opte por el rechazo, otras imágenes aparecerán y seguirá el mismo juego. Pero si eligió la opción de la derecha, puede resultar en un emparejamiento: ahora todo lo que necesita es que el o la dueña de la foto en cuestión haga exactamente lo mismo con usted, es decir, que encuentre su imagen y la envíe de un tirón a la derecha. Entonces, ambos tendrán la posibilidad de empezar un chat, que podría terminar en algo más…

Esa es la idea de Tinder, el paradigma actual de cómo funciona una “aplicación para citas”. Aunque no es la única en el mercado, actualmente se erige como una de las más populares, con un estimado de entre 22 y 24 millones de usuarios en todo el mundo, según un reporte de la publicación especializada en predicciones de mercado Barron’s. Este análisis estima un crecimiento importante para la app hasta el próximo año: para finales de 2016, sostiene la publicación, Tinder podría haber llegado a los 50 millones de usuarios. Esta creciente popularidad le permite estar disponible para iOS y Android en 24 idiomas, de manera gratuita en su versión básica.

Pero sobre todo le ha permitido empezar una campaña para tomarse la escena romántica de grandes ciudades, como Londres o Nueva York, donde se habla de citas Tinder para referirse específicamente a los encuentros organizados a través de este sistema. Según Alan Feuer, columnista del diario estadounidense The New York Times, la alta aceptación de esta aplicación se basa principalmente en dos aspectos de su software. El primero, que apela a nuestro “deseo de gratificación inmediata”, es su función de ubicación geográfica: permite buscar posibles citas en un área específica (un radio mínimo de dos kilómetros). El segundo es que elimina la vergüenza del rechazo: la única forma de que dos usuarios comiencen a chatear es que manifiesten mutuo interés, pero si el gusto no es correspondido por uno, el otro no se entera.

Se trata de una cuestión superficial: lo que cuenta es el aspecto físico. Y a pesar de que esta es una de sus principales críticas, para el psicólogo estadounidense Eli Finkel es su gran fortaleza. “No permite a sus usuarios navegar por los perfiles de lo demás para buscar compañeros compatibles, y no dice tener un algoritmo capaz de encontrar almas gemelas”, declara Finkel argumentando que la propuesta de la app es honesta: te gusta o no te gusta cómo s ve una persona en una foto.

Con este método, continúa el especialista, es una herramienta “magnífica” para conseguir sexo casual e incluso para conocer a un compañero romántico serio. El punto, explica Finkel, es que los usuarios abordan la aplicación con el objetivo amplio de conocer gente nueva que les agrade.

Los expertos recomiendan no divulgar información personal o laboral en esta plataformas, además de configurar adecuadamente los permisos que cada app tiene puede evitar que el servicio tenga acceso a su libreta de direcciones o a su datos geográficos, por ejemplo.

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