Día de San Valentín 2025: La ciencia del amor, ¿el enamoramiento empieza en el cerebro?
Cuando nos enamoramos ocurren reacciones químicas en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo. Una experta nos explica qué sucede cuando llega el flechazo.
Cuando tratamos de describir el enamoramiento, damos vueltas en la mente al concepto del amor, ese sentimiento intenso que podemos experimentar los seres humanos. Sin embargo, la ciencia nos habla de reacciones químicas que ocurren tanto en nuestro cerebro como en nuestro cuerpo. Acercándonos a San Valentín, quisimos conversar con una experta para que nos explique sobre lo que sucede cuando nos enamoramos y cómo interviene el cerebro en esta conducta.
La neuropsicóloga, Raquel Balmaseda, docente e investigadora de la Universidad Internacional de la Rioja, España, comienza diciéndonos que Eric Kandel, premio Nobel de Medicina, afirmaba en sus principios de neurociencia que “Todo proceso mental responde a pautas de funcionamiento del cerebro”, pero ella resalta que esto no quiere decir que el enamoramiento empieza en el cerebro, sino que definitivamente está implicado.
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“No podemos caer en el cerebrocentrismo”, asegura esta especialista, quien a la vez explica que toda conducta no responde únicamente al cerebro, sino a cómo este interactúa con el cuerpo y el ambiente. Y aunque es cierto que en el enamoramiento se producen muchas reacciones químicas en el cerebro, también ocurren en el cuerpo, de allí que sea tan válida la expresión: “siento mariposas en la panza”.
Reacciones químicas
El insomnio, las palpitaciones aceleradas o las mariposas en el estómago por supuesto que tienen explicación, nos dice Raquel y es que “cuando nosotros nos enamoramos hay como una cascada o un aluvión de reacciones químicas, nuestro cuerpo empieza a segregar un montón de sustancias y cada sustancia explica un síntoma que tenemos”.
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Entre las sustancia que segregamos están:
Adrenalina, también conocida como epinefrina, responsable del aumento del ritmo cardiaco.
Noradrenalina, que se relaciona con el estado de alerta y vigilia, es decir el amor nos puede provocar hasta insomnio.
Dopamina, que es la hormona de la motivación, también conocida como la "molécula de la felicidad" porque es la responsable de la alegría, la euforia y de que también, muchas veces, tengamos una adicción a la persona amada.
Feniletilamina, que es un neurotransmisor que se segrega en el intestino grueso y delgado y es el responsable de las mariposas en el estómago y provoca esa sensación de euforia.
Cortisol, conocida como la hormona del estrés y que causa nervios y euforia.
Vasopresina, que es la que aumenta la atracción y la preferencia por una pareja.
Oxitocina, también llamada la hormona del amor porque ayuda a crear apego.
Serotonina, que es un neurotransmisor asociado a la felicidad, pero que en la primera etapa del enamoramiento disminuye de su nivel normal, por lo que las personas pueden estar más alteradas y tomar decisiones más irracionales al sentirse atraídos por alguien.
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Endorfinas, son responsables de la sensación de placer y bienestar, porque estar con la persona amada nos genera paz y seguridad.
Neurotrofinas, que son proteínas que actúan como factores de crecimiento cerebral y que propician la plasticidad, esto quiere decir que al enamorarnos se disminuye la progresión del deterioro cognitivo.
De manera muy resumida la especialista explica que aunque principalmente se produce un aumento de la dopamina, serotonina y oxitocina cuando nos enamoramos, todas estas otras sustancias también están presentes.
“El amor es ciego”
Aunque se puede decir que cuando nos enamoramos las sustancias químicas que segregamos son las responsables de todo lo que sentimos, la investigadora asegura que el amor es una conducta compleja y que con el paso del tiempo estos procesos químicos van cambiando. Pero en primera instancia se produce una inhibición del córtex prefrontal, área del cerebro que está implicada en el razonamiento y la toma de decisiones, esto explica por qué al enamorarnos no pensamos con claridad y de ahí que la afirmación “el amor es ciego” se vuelve lógica, pues además no somos conscientes de por qué una persona nos produce ese despliegue hormonal y otra no.
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Raquel nos explica que en la primera fase del enamoramiento nosotros no somos del todo conscientes de las respuestas fisiológicas que sufrimos, además que la racionalidad disminuye, pero por suerte este estado de enamoramiento no dura eternamente y con el tiempo se restablece la funcionalidad normal del córtex prefrontal lo que da paso a que podamos escoger a una pareja, como proyecto de vida duradero, una vez que se haya restablecido el funcionamiento natural del cuerpo y del cerebro.
Esta es la razón por la que se aconseja a las parejas a que no den pasos precipitados. “La sabiduría popular ya nos dice esto, no tomes decisiones en caliente, date un tiempo, no te precipites, las cosas se ven mejor con calma, etc.”, asegura esta docente que señala que sobretodo en la primera fase no se deberían tomar grandes e importantes decisiones, como por ejemplo dar el sí ante el altar, irse a vivir juntos o procrear.
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¿Cuáles son las distintas fases del amor?
Existen tres fases nos explica la neuropsicóloga, y estas son:
Fase 1: el deseo (estrógenos y andrógenos) se produce el amor pasional y el objetivo es sexual. Se da el amor ideal y todo es maravilloso.
Fase 2: el amor romántico (dopamina, norepinefrina y serotonina) y se da euforia, obsesión y focalización. Esta fase dura entre 18 y 30 meses en el 95,5% de las personas, hay un pequeño porcentaje de personas que sigue sintiendo esto toda la vida.
Fase 3: el apego (vasopresina y oxitocina) se produce calma, paz, seguridad y es cuando ya existe un compromiso. La idealización ha acabado y la percepción es más realista. A partir de aquí la relación puede durar más o menos tiempo e incluso toda la vida donde prevalece sobre todo el cariño como sentimiento.
El amor es una droga
Y sí, podría decirse que el amor es como una droga porque se produce una dependencia. Las vías que se ponen en marcha y se activan a nivel fisiológico cuando nos enamoramos son las mismas que se ponen en marcha con dependencia a sustancias como la cocaína, nicotina u otras, nos dice la especialista, quien además señala que se podría decir que “el amor es un trastorno mental transitorio que cursa con una sintomatología física y psicológica”.
En las adicciones están implicadas áreas dopaminérgicas y la dopamina es una sustancia muy implicada en la motivación. Las drogas, secuestran por así decirlo la dopamina, por lo tanto, esta depende y se segrega ante la sustancia de la que tenemos dependencia. En el amor hay también una dependencia, un “enganche” por la persona amada que es la que más dopamina nos segrega, es la que más nos motiva. Además, cuando no tenemos o perdemos a la persona amada se produce un síndrome de abstinencia al igual que ocurre en las adicciones.
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