Región Amazónica, seis provincias donde la minería brilló más rápido que el petróleo

Miguel Alvarado
El interés gubernamental de duplicar la explotar petrolera generó expectativas en el sector. Sin embargo, el paro nacional ha puesto en duda esa propuesta. Era una salida.

El “oro negro” todavía no brilla en la Amazonía. Desde que se encontraron los primeros pozos petroleros y comenzó la exportación del crudo, en la década de los 70, se preveía que las exportaciones generarían mejores días para los ecuatorianos. No obstante, en las provincias de la región amazónica, donde principalmente sale el petróleo de exportación, dicha promesa todavía no está refinada. Varios factores han influido para que el sector petrolero sea relevante para el Oriente, pero no su salida definitiva de la pobreza.

En primera instancia, las principales compañías encargadas de la explotación petrolera no se encuentran domiciliadas en ningún cantón de la Amazonía. Eso, a pesar de que sus pozos se distribuyen entre Sucumbíos, Napo, Orellana y Pastaza. Pedro Romero, director de la maestría de Economía de la Universidad San Francisco de Quito, explica que no hay una ley que obligue a que una empresa se domicilie en el lugar donde tenga su principal fuente de ingreso. “Las multinacionales buscar minimizar el impacto de las transacciones o trámites administrativos que deben realizar. Eso lo logran en Quito, pero a su vez, inflan las estadísticas de Pichincha.”, comenta.

Según las cifras del SRI, Pichincha concentra el 39 por ciento de la facturación nacional, seguido de Guayas con el 34 por ciento. Juntas, las seis provincias de la región amazónica, alcanzan el 2,1 por ciento.

Andrés Albuja, analista económico y docente investigado de la Universidad Internacional SEK, menciona que uno de los recursos implementados para dirigir los excedentes de la producción petrolera es la ley 010. Esta se encarga de redistribuir las regalías en un fondo común manejado por el Banco Central. Según la ley, un dólar por cada barril comercializado se lo destina a este fondo, desde 2019 la cifra aumentó hasta dos dólares y a partir de 2020 sería el cuatro por ciento del precio de venta, cuyo mínimo debía ser dos dólares. Sin embargo, sobre este fondo solo hay estadísticas disponibles hasta 2017.

Dicha recaudación se entrega a los gobiernos autónomos descentralizados (GAD) provinciales, municipales y parroquiales, de acuerdo al tamaño de su población. Sin embargo, “las leyes no han servido para que los recursos lleguen donde se generan”, comenta Albuja. En 2016, por ejemplo, las regalías por explotación petrolera para la Amazonía bordearon los 217 millones de dólares. Ese año, las exportaciones superaron los 5.000 millones. Es decir, en la Amazonía se quedó el cuatro por ciento de las ventas del petróleo.

Solicitamos información actualizada sobre las regalías petroleras al Banco Central, encargado de recibir las ventas por petróleo; al Ministerio de Finanzas, quienes transfieren los fondos a los GAD; y a la Secretaría de Planificación, que elaboraba la información hasta 2017. Ninguna de las tres entidades respondió sobre lo entregado desde 2018 hasta 2021.

Las empresas proveedoras de servicios petroleros se asientan en la Amazonía por temas competitivos de traslado de material. Han capacitado al personal.

VINCULACIÓN

“Las comunidades locales no se sienten involucradas con las empresas petroleras”, indica Romero (USFQ), como uno de los problemas en la región. Sin embargo, a través de la educación se generar dicha una mayor cercanía. Es el caso de Sertecpet, la principal industria para los servicios petroleros del país. Su gerente general, Vinicio Troncoso, explica que cuando se fundó la empresa, su visión fue dar un valor agregado por ingenieros mecánicos ecuatorianos dentro de un sector dominado por operadores multinacionales.

Sertecpet generó un cambio en el sector petrolero al innovar con el levantamiento artificial del petróleo mediante el bombeo hidráulico. “Ese bombeo está patentado y es replicado a nivel global, se convirtió en un producto comercializado”, señala Troncoso. Por otra parte, explica que entre las ventajas de operar directamente en la Amazonía resalta la cercanía con los pozos petroleros y un complejo industrial con la capacidad necesaria para la fabricación de equipos de alta tecnología.

Por tal razón, Sertecpet acompaña e impulsa los procesos de formación de ingenieros, tecnólogos y técnicos para sus operaciones. Comenta que esas carreras especializadas no existen en Orellana, donde están domiciliados, por lo que han realizado alianzas con universidades. Con orgullo menciona que el 65 por ciento de sus colaboradores son oriundos de la Amazonía. “Esa mano de obra, que la hemos calificado, puede operar aquí en Coca, como allá en Arabia Saudita o Egipto”, agrega.

MINERÍA

Los proyectos de minería a gran escala, coloquialmente conocida como “minería legal”, requieren de una planificación previa en diferentes aristas para que su operación sea rentable en un futuro. Y dicho plan debe abarcar a las zonas de influencia directa, no solo por responsabilidad social, sino como mecanismo de optimización en sus operaciones. El sector minero incursionó en la región Amazónica hace menos de una década, pero sus resultados empiezan a ser palpables y fructíferos ahora.

De acuerdo con las cifras del SRI, la minería es el principal sector económico de la región. El año pasado generó ventas y exportaciones por 1.648 millones de dólares entre las seis provincias. Dicho impulso se debe principalmente a las dos operadoras de minería a gran escala: la china Ecuacorriente y Aurelian Ecuador, subsidiaria de la canadiense Lundin Gold. Ambas están domiciliadas en Zamora Chinchipe, es la que más ingresos genera en la región y se está convirtiendo en una de las principales exportadoras del Ecuador.

Lundin Gold se encarga de la explotación y producción de oro en concentrados o barras doré. Por su parte, Ecuacorriente cuenta con dos líneas de producción en las que alcanzan una capacidad de 30.000 toneladas. Del total de su facturación, el 85 por ciento corresponde al concentrado de cobre. Dicho producto le generó ventas por 768 millones de dólares.

Los otros cinco proyectos mineros en la Amazonía se encuentran en fases de exploración y están asentados entre Morona Santiago y Zamora Chinchipe. Con cada uno se aspira una inversión superior a los 1.000 millones de dólares. Esto, sin contar las ventas por la exportación, más los impuestos y regalías, continuará aumentando los ingresos para una región que lo da todo, pero ese aporte aún no se refleja.

Las exportaciones de concentrados o barras doré se posicionan como un importante ingreso para el país, cercanos a los 1.050 millones de dólares.