Afganistán ofrece compartir el poder con los talibanes ante su rápido avance

Los insurgentes han avanzado a un ritmo inédito en Afganistán, con la toma de doce capitales regionales durante la última semana
Agencia EFE
Militantes talibanes patrullan después de tomar el control de la casa del gobernador y la ciudad de Ghazni, en Afganistán.

El Gobierno afgano ha propuesto a los talibanes compartir el poder a cambio de un alto el fuego inmediato, una medida dentro de las negociaciones de paz en Afganistán que busca detener el rápido avance insurgente, que en una semana se ha hecho con el control de doce capitales regionales, tres este jueves.

"El Gobierno afgano ofrece la participación en el poder a los talibanes y exige el cese inmediato de los ataques a las ciudades en el nuevo plan de paz", afirmaron hoy fuentes oficiales no identificadas al canal de noticias afgano 1TV.

El presidente del Alto Consejo para la Reconciliación Nacional de Afganistán, Abdullah Abdullah, que desde ayer está en Doha para asistir a reuniones internacionales sobre el futuro de Afganistán, fue el encargado de presentar el plan a los mediadores de Catar.

Esta iniciativa, sin embargo, "no es algo completamente nuevo", aclaró la portavoz de los Equipos de Negociación afganos en Catar, Najia Anwari, al asegurar que la propuesta están enmarcada dentro del diálogo de paz intraafgano iniciado hace casi un año.

Un portavoz de los talibanes en Catar, Naeem Wardak, negó además que por ahora hayan recibido dicha oferta. "No se ha ofrecido nada de eso", aseguró a Efe.

Abdullah asistió a dos días de reuniones de la conocida como la Troika Ampliada, con representantes de Estados Unidos, Rusia, China y Pakistán; y además, mantuvo un encuentro con los socios regionales e internacionales, con el fin de buscar un apoyo decisivo para el proceso de paz afgano y la seguridad de Afganistán.

La delegación afgana desplazada a Doha solicitó la adopción de "medidas serias" por parte de la comunidad internacional para "prevenir los ataques de los talibanes a las ciudades" y remarcó su interés en iniciar unas negociaciones "significativas y sinceras" que establezcan el cese de la violencia y el acuerdo político, según recoge un comunicado del Ministerio de Exteriores de Afganistán.

El jefe talibán la oficina de Catar, el mulá Abdul Ghani Baradar, subrayó también el compromiso de los insurgentes en llegar a una "solución negociada" para alcanzar la paz, y agregó que no aspiran a obtener el control absoluto del país, sino que buscan liberarlo y establecer luego "un sistema islámico inclusivo" libre de corrupción.

DOCE CAPITALES EN MANOS DE LOS TALIBANES

Ese tono reconciliador no se corresponde sin embargo con la realidad sobre el terreno, con los insurgentes avanzando a un ritmo inédito en Afganistán, con la toma de doce capitales regionales durante la última semana, tres este jueves, incluida la importante Herat.

"Lamentablemente la mayor parte de la ciudad de Herat, incluida la casa del gobernador, el cuartel de la Policía (...), fue capturada por los talibanes", dijo Simin Barakzai, diputada por Herat en la Cámara Baja del Parlamento nacional.

Muchas de las fuerzas de seguridad se encuentran atrincheradas ahora en dos bases del Ejército en el sureste de la ciudad, donde también está el aeropuerto de Herat.

En los vídeos compartidos por los talibanes en las redes sociales se ve a los insurgentes disparar al aire y avanzar con rapidez hacia el centro de la ciudad, o cómo caminan libremente por el recinto de la sede de la Policía y la residencia del gobernador.

"Herat, la provincia más grande y estratégica de la región occidental de Afganistán, ha sido conquistada por los muyahidines", celebró en Twitter el portavoz talibán, Qari Yusuf Ahmadi.

Herat es la tercera ciudad más grande del país, después de Kabul y la meridional Kandahar, y es uno de los principales centros comerciales y ejes de Afganistán, al compartir frontera con Irán y Turkmenistán.

Antes había caído esta mañana la meridional Ghazni, capital de la provincia homónima, y a última hora de la tarde Qala-e-Naw, capital de la provincia noroccidental de Badghis.

Tras la caída de Ghazni, el Gobierno afgano arrestó al gobernador provincial, Dawood Laghmani, y a otros de sus colaboradores por presuntamente aliarse con los talibanes para que cayera la capital regional en manos insurgentes.

El gobernador Laghmani entregó la provincia como parte de un acuerdo con los talibanes, afirmó el subjefe del Consejo provincial de Ghazni, Amanullah Kamrani.

Antes de Ghazni, los insurgentes habían capturado las capitales de Nimroz y Farah en el oeste, Jawzjan, Samangan y Sar-e-Pol en el noroeste y Baghlan, Takhar, Badakhshan y Kunduz en el noreste, como parte de su rápido avance en el país tras el inicio de la fase final de la retirada de las tropas extranjeras el pasado 1 de mayo.