Una mirada global

Editorial

Hay señales positivas de que tras una década de enclaustramiento ideológico, Ecuador ha decidido mirar al mundo. La primera fue la decisión de incorporarse como miembro pleno a la Alianza del Pacífico. La segunda fue la realización de la reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Guayaquil, una vitrina para demostrar a los inversionistas el deseo del país de reorientar su economía. La tercera fue la visita del secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo, para profundizar la cooperación política y de seguridad entre los dos países.
 
Aunque algunos empresarios miren con recelo el ingreso a la Alianza del Pacífico, Ecuador necesita de acuerdos comerciales. A diferencia de nuestros vecinos –Colombia y Perú– estamos en desventaja competitiva porque no tenemos acuerdos con países como, por ejemplo, Estados Unidos y eso es una suerte de espada de Damocles para nuestras exportaciones. La Alianza del Pacífico es una gran oportunidad y un gran desafío para ser más eficientes. El único acuerdo comercial de importancia, el que firmamos con la Unión Europea ha resultado exitoso. Para los productos no petroleros, la Unión Europea es hoy el primer destino, seguido de Estados Unidos.
 
Por otro lado, la Asamblea del BID demostró que hay capacidad nacional para organizar con eficiencia grandes eventos. Además, la reunión del BID permitió ratificar la imperiosa necesidad que tiene el país de manejar su economía con prudencia y de alejarse del perverso modelo en el cual el Estado es el motor central. Quedó en blanco y negro que el flujo de futuros recursos depende del cumplimiento de los compromisos adoptados.
 
En tanto, el reacercamiento con Estados Unidos era un asunto prioritario, pues ese país es nuestro principal socio comercial. El distanciamiento en la anterior administración de gobierno, únicamente dio más facilidades al crimen organizado y el narcotráfico. La cooperación en seguridad con Estados Unidos es indispensable, pues en esa delincuencia transnacional están las raíces de la violencia que hoy nos azota. Gradualmente, se apreciará ese esfuerzo conjunto. Igualmente, las buenas relaciones podrían permitir algún tipo de acuerdo comercial con ese país, cuya oportunidad perdimos por la miopía ideológica del pasado. Luego de los sinsabores vividos durante la administración pasada, entre los cuales estuvo permitir que la embajada en Londres sea utilizada como un centro de espionaje cibernético, finalmente se trabaja por los intereses nacionales del país y no por los intereses personales de quien lo dirige.