Un abuso contra la libertad de expresión

Editorial

Uno de los méritos del presidente Lenín Moreno ha sido su respeto a la libertad de expresión durante más de tres años. Eliminó la Supercom, desde donde su antecesor Rafael Correa aprovechó para poner una mordaza a la prensa independiente pues según lo establecía la Ley sin mediar un proceso en la justicia, el órgano “sancionó y supervisó los contenidos y opiniones en los medios”. Moreno también había sido cuidadoso con el uso de cadenas nacionales, para los anuncios del gobierno. Sin embargo, a seis meses de
terminar su mandato, por mal asesoramiento ha caído en algunas estrategias poco sanas de su antecesor, como obligar a pasar cadenas nacionales en medio de entrevistas e interrumpir un programa de entrevistas o un informativo para difundir un diálogo concertado del Presidente con un grupo de periodistas escogidos por su equipo de prensa. Empaña así, uno de sus principales aportes a la consolidación democrática.
 
Este abuso solo demuestra, que la libertad de prensa no puede estar sujeta a la voluntad de quien ejerce el poder, pues si hay malos asesores de comunicación y peor presidentes
autócratas, las leyes vigentes permiten las arbitrariedades. Así, una disposición creada en 1975 por la dictadura del general Guillermo Rodríguez Lara facultaba al gobierno a obtener espacios gratuitos en todos los medios audiovisuales para difundir cadenas nacionales sobre servicios sociales de interés general. La disposición fue mantenida en la Ley de Comunicación dictada por Rafael Correa en 2013. ¿Quién define cuáles son los servicios sociales de interés general? El mandatario en el poder. Esto es una puerta abierta para coartar la libertad de expresión, pilar fundamental de una democracia. Los efectos más perniciosos los vivimos durante el correísmo. Se montó una maquinaria de propaganda de costos millonarios con un objetivo: intoxicarnos con mentiras, vendernos la idea de un espejismo en obras y servicios y destruir a todos aquellos que se oponían al régimen. Siguieron a la perfección uno de los mandatos del ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels: “Concéntrate en un enemigo a la vez y cúlpale de todo lo que sale mal. La gente creerá una gran mentira más pronto”.
 
La exigencia de espacios gratuitos es una disposición injusta. En democracia, cuando una noticia es de interés social y general, la cubren todos los medios. Y cuando un presidente decide hablar a la prensa, asisten los medios… solo que ahí, no hay control total de la comunicación y eso temen los que manejan las agendas presidenciales. En beneficio de la
libertad de expresión y la vigencia de la democracia, el presidente Moreno debería promover su eliminación y en cuanto a su posición en otros asuntos políticos la puede difundir a
través de los medios públicos o a través de su cuenta de Twitter o concediendo entrevistas independientes y no usar el formato de las cadenas nacionales de su antecesor.