Traición a Manabí

Editorial

Más de cuatro años han esperado los habitantes de Pedernales para que se construya un hospital de 30 camas. El hermoso balneario al norte de Manabí perdió un 70 por ciento de su infraestructura en el terremoto de 2016. Sin embargo, luego de dos contratos fallidos y un anticipo de ocho millones de dólares, solo existe un terreno donde las retroexcavadoras han aplanado el suelo. Es una triste réplica en menor escala de otra obra fallida en la misma provincia, la refinería El Aromo.

Con los fondos recaudados por contribuciones solidarias a personas y empresas, y el aumento del IVA en dos puntos, el gobierno de Rafael Correa ofreció la construcción del hospital y la encargó al SECOB. No obstante, por la inercia burocrática y la asignación de dinero para otros proyectos no lo hizo y recién en 2019 se firmó el contrato. La elegida fue una empresa mexicana, que cobraría más de 15 millones, pero debido a que presentó como garantía de solvencia a una cooperativa en la provincia de Pastaza y dicha cooperativa no conocía al contratista, se anuló el acuerdo, aunque a nadie se ha enjuiciado por este intento de fraude.

En un segundo contrato se asignó la obra a una compañía local con el incremento de un millón de dólares en el precio. A comienzos de este año, un reportaje del portal digital La Historia denunció la existencia de un reparto político de hospitales entre varios asambleístas. Anteriormente, en una entrevista, el exasesor del presidente Moreno, Santiago Cuesta, dijo que los parlamentarios exigían hospitales a cambio de votos. La Contraloría examinó el segundo contrato y determinó que había indicios de responsabilidad penal, por cuanto el fiscalizador del concurso antes había sido empleado del SECOB. Fue la punta del ovillo. La Fuerza de Tarea creada por la Fiscalía para investigar la corrupción en los hospitales públicos hizo un seguimiento de dos meses a los contratantes y al SECOB. En un allanamiento descubrió en la vivienda del asesor del asambleísta Daniel Mendoza, entre otros elementos, 1,7 millones de dólares. En las cuentas del constructor de la obra están detallados los pagos de los sobornos, algunos de estos montos habrían sido depositados en una póliza de ahorro. Los involucrados están presos, pero la construcción del hospital ha sido suspendida, ya que el Gobierno no tiene dinero. Pedernales seguirá esperando por la obra: una traición sin nombre a los habitantes de ese sufrido balneario.

La traición suele ser más dolorosa porque generalmente no la causa un enemigo, sino alguien cercano, como es el caso de este grupo de funcionarios corruptos liderados por un manabita, Daniel Mendoza. Tal vez por eso, un político europeo de inicios del siglo XX decía que cuando se tiene una sola bala para disparar a un enemigo o un traidor, debe optarse por el traidor.