Falla grave

Editorial

Entre los factores que contribuyeron a la anarquía que vivió el país durante las protestas indígenas está la ausencia de un sistema de inteligencia confiable. La propia ministra de Gobierno, María Paula Romo lo ha confirmado en varias entrevistas: “La Inteligencia falló”. No es una falla menor, y lo más grave: no es la primera ocasión que ocurre durante la administración de Lenín Moreno.
 
En enero de 2018, disidentes de las FARC destruyeron un cuartel policial en San Lorenzo y tiempo después mataron a militares ecuatorianos y secuestraron a tres periodistas de diario El Comercio y una pareja de comerciantes a los cuales ejecutaron. Sus vidas se perdieron por la descoordinación entre los servicios de Inteligencia y las autoridades. Entonces, se reveló que la Secretaría Nacional de Inteligencia, creada por el expresidente Rafael Correa había invertido más de 300 millones en cinco años para la creación de una institución que esté a la “vanguardia para identificar y alertar los factores de riesgo y amenazas a la integridad del Estado” pero que su misión fue desvirtuada y se concentró en vigilar a los opositores políticos, llegando incluso a cometer delitos como un secuestro, que ha sido judicializado. La Inteligencia sirvió al Gobierno y no al Estado.
 
De la crisis de la frontera norte han transcurrido 22 meses, pero la administración del presidente Moreno ha sido ineficaz para reconstruir la institución. La evidencia más dramática fue la anarquía que reinó en los días del paro, porque el Gobierno no dimensionó la reacción popular ni la virulencia de los manifestantes ante la decisión de eliminar los subsidios a los combustibles. Por lo tanto, no se preparó para enfrentar la avalancha y el régimen terminó doblegado por los eventos. Las acusaciones y excusas no sirven ahora.
 
La Inteligencia es uno de los pilares básicos para asegurar la supervivencia de un país. No se trata solo de información sino de brindar un conjunto de estrategias para responder a las necesidades de seguridad nacional y las instrucciones para su aplicación. En un mundo convulso y con amenazas tan graves a la integridad de Ecuador por parte del narcotráfico, del crimen organizado, de grupos irregulares y los intereses ideológicos de algunos países, no podemos seguir experimentando con la reconstrucción del sistema de Inteligencia. Necesitamos para su estructuración no solo recursos sino también la asistencia internacional de países que comparten las mismas amenazas.