Es necesario un congreso bicameral

Editorial

EDITORIAL
 
Hasta 1972 Ecuador tenía un sistema Legislativo Bicameral, pero cuando se aprobó la Constitución de 1979, se eliminó la Cámara Alta o Senado, porque los senadores se elegían de manera indirecta: eran nominados por diversos gremios sociales. Luego de 40 años de congresos unicamerales, una propuesta del Comité Actúa Ecuador, respaldada por 300 mil firmas, sugiere entre otros asuntos regresar al Congreso Bicameral y que esto se consulte en las elecciones de 2021.
 
La Comisión de Enmiendas de la Asamblea, encargada de dar trámite a la propuesta, ha decidido no presentarla al Pleno, lo cual viola la Ley, pero más importante impide el análisis sobre las ventajas de un sistema bicameral. La primera es que las leyes son producto de mayor deliberación. Hay dos órganos para consensuar acerca de su estructura. El Senado es un filtro importante para descartar leyes defectuosas. En estos 40 años, son numerosas las leyes erradas, contradictorias con otras leyes que han requerido de reformas constantes. Uno de los ejemplos recientes es el Código Integral Penal que fue sancionado y a la semana siguiente hubo que mandar correcciones a los errores.
 
Otro beneficio es que una segunda cámara puede tamizar de manera más precisa el control del Ejecutivo. Algunos parlamentos han tenido como única meta impedir el buen funcionamiento del Ejecutivo. Al expresidente Borja, por ejemplo, le destituían los ministros por las causas más insulsas. En el otro extremo, ha habido asambleas sumisas al presidente donde no existió el rol de fiscalización que es inherente a los congresos, como ocurrió durante los 10 años de la administración de Rafael Correa.
 
La causal por la cual se eliminó el Senado en las anteriores constituciones ha sido descartada: la elección indirecta. Ahora los miembros de la Cámara Alta se elegirán por votación popular y provendrán de los partidos y movimientos políticos. Se exige una mayor preparación para sus aspirantes, experticia en las materias a legislar, lo cual garantiza que pueden ser un control para la ética de la Cámara Baja, que no existe actualmente. Más de 60 asambleístas actuales tienen investigaciones penales, por pedir diezmos a sus colaboradores, condicionar votos a cambio de cargos públicos en hospitales. Además, también habría en total menos parlamentarios en las dos cámaras, que los de la Asamblea, una imperiosa necesidad en estas épocas de limitaciones económicas. Cuatro miembros de una comisión no pueden impedir que los ecuatorianos votemos por una propuesta que tuvo el respaldo de 300 mil firmas.