El reto para progresar

Editorial

En enero 9, la dolarización cumplió 20 años. Fue la mejor vacuna contra la inflación.
 
A pesar de dos relevos presidenciales imprevistos, de despilfarros populistas de una década, de embates graves de la naturaleza, la inflación nunca superó los dos dígitos. Por ende, los ingresos y los salarios preservaron su valor adquisitivo y en consecuencia fuimos menos pobres. De no haber estado dolarizados, los ecuatorianos nos hubiésemos enfrentado a suertes similares a la de Argentina y Venezuela. No obstante, contar con una moneda estable es solo uno de los elementos para lograr una economía sana y que un país crezca. El gran desafío continúa siendo el mismo: ¿cómo crecemos? La respuesta: siendo más competitivos y productivos y en esa dirección el camino por recorrer es todavía muy largo.
 
Ninguna economía puede florecer sin un sector privado saludable. Cuando prosperan los negocios se genera mayor inversión y mayores plazas de trabajo, y con muchas opciones para trabajar los individuos pueden mejorar sus ingresos. Es un círculo virtuoso que en Ecuador no ocurre. De 190 países en el mundo, según el índice de “Doing Business”, que mide las condiciones para realizar negocios, Ecuador ocupa el puesto número 123. En América Latina, solo Bolivia y Venezuela tienen ambientes de negocios peores (156 y 188, respectivamente). Pero nuestros vecinos Colombia y Perú están a gran distancia (65 y 68).
 
La diferencia entre un ambiente amigable y otro difícil lo marcan las regulaciones, la vigencia del estado de derecho, la productividad laboral. Los trámites burocráticos en nuestro país siguen siendo tortuosos, el estado de derecho es un mito y la productividad también, porque nuestra fuerza laboral no está educada ni tecnificada ni tampoco es re-entrenada para ajustarse a los cambios tecnológicos. Son estos desatinos lo que han hecho de Ecuador un lugar caro, poco competitivo y no la dolarización, como han manifestado algunos de sus críticos. En el pasado, las ineficiencias se “corregían” devaluando, es decir empobreciendo a todos por causa de las fallas de unos pocos. Debemos defender la dolarización, porque ha funcionado y entender que el reto es otro: Transformar el ambiente de negocios para que el sector privado sea el motor de crecimiento.