Dos décadas de progreso

Editorial

Agobiado por la guerra de Vietnam y las protestas raciales, el presidente estadounidense Lyndon Johnson sostuvo: “Cuando las obligaciones de la presidencia me parecen agobiantes, siempre pienso que podría ser peor, si fuera alcalde”. Y tenía razón. Ninguna autoridad resulta tan cercana a los problemas de la gente como un alcalde. Después de todo, de él dependen servicios como agua, transporte, recolección de basura, el estado de las calles, que hacen a una ciudad vivible y que si funcionan mal desgastan a quien la dirige. Quizá por esta razón resulta histórico que el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, deje el sillón de Olmedo con mayor aprobación y aprecio ciudadano que cuando ingresó, y esto después de 19 años de funciones.
 
Un buen alcalde es aquel que deja la ciudad mejor de lo que la encontró, pero un extraordinario alcalde es aquel que la transforma. Y eso ha hecho Nebot en estos años. Si bien las finanzas, el servicio de recolección de basura y el modelo de gestión y algunas obras emblemáticas como el Malecón Simón Bolívar fueron hechas en la administración de León Febres-Cordero, Nebot profundizó el modelo. Las finanzas del cabildo, a diferencia del Estado, tienen un bajo endeudamiento con organismos multilaterales a largo plazo porque el municipio funciona gastando apenas un 15 por ciento de los ingresos en administración y destina un 85 por ciento para inversión. Y esa inversión se refleja en grandes obras que no han sido sobredimensionadas y que trabajan eficientemente. Están a la vista: los dos túneles bajo los cerros de El Carmen y San Eduardo; el aeropuerto José Joaquín de Olmedo; la terminal terrestre y su extensión satélite; malecones adicionales al Malecón Simón Bolívar; un renovado sistema de transporte público; parques de diversión acuáticos, etc. Y están también las obras que no se ven pero que son vitales, como el agua potable y alcantarillado. Y por último, hay las obras que vinculan a Guayaquil con la modernidad, la cultura y el turismo.
 
Guayaquil cuenta con 6.000 puntos de conexión gratuita de wi-fi, que usan más de 1.700.000 mil personas. Promovidas por el Municipio hay varias áreas dedicadas al arte, el teatro y la gastronomía popular. Todo sin descuidar los servicios sociales, como legalización de terrenos, clínicas del día, libros gratuitos, etc.
 
Ningún proceso de gran transformación se ejecuta sin una visión definida y un liderazgo comprometido para ejecutarlo. La visión de Nebot fue que “la gente no solo viva mejor, sino que pueda vivir mejor cada día, en libertad”. Entendió a la Alcaldía como un compromiso cívico y no político, pero sobre todo trabajó sin descanso durante casi dos décadas para hacer una ciudad de la cual se sienten orgullos sus habitantes, que hoy al despedirse le dicen: ¡Gracias Alcalde,  misión cumplida!