Buenas noticias

Editorial

Por miopía ideológica, Ecuador es el único país en la costa del Pacífico sin un tratado comercial con los Estados Unidos. Es una buena noticia saber que hay una ruta para un acuerdo de comercio. Mientras Perú y Colombia firmaron su acuerdo hace más de una década, Ecuador perdió 10 años de los beneficios que consiguieron nuestros vecinos. Colombia, por ejemplo, tras el acuerdo subió sus exportaciones de 12.000 millones a 21.000 millones y Perú se convirtió en el sexto país del mundo con mayor crecimiento económico. El tratado además aumentó la inversión extranjera directa. De los 183.000 millones que recibió toda América Latina, en 2018, a Colombia llegaron 10.336 millones y a Perú 4.630 millones, de la cual 10 y 60 por ciento respectivamente provinieron de Estados Unidos. En tanto, Ecuador ha sido una Cenicienta, pues en una década la inversión no superó los 800 millones de dólares. Recién en 2018, gracias a la minería pasó los 1.000 millones. De la inversión, 10 por ciento provino de Estados Unidos.
 
La ausencia de un tratado comercial mantuvo durante una década a los exportadores nacionales con una espada de Damocles sobre su cabeza. En principio, estos estuvieron sujetos a la renovación de las preferencias por el combate al narcotráfico y después a la inclusión en las preferencias generales. Hubo productos como el atún, las flores, el brócoli, entre otros, que han tenido que competir en desventaja con los de nuestros vecinos por la diferencia en gravámenes aduaneros. Pero además, la falta del tratado también limitó acuerdos con otros países, como sí lo han tenido nuestros vecinos. Recién en 2017, Ecuador firmó su primer tratado importante con la Unión Europea. La llegada de productos europeos fue un beneficio para los consumidores y un acicate para la producción local para mejorar y poder competir.
 
El norte del Perú se ha transformado gracias al tratado comercial con Estados Unidos, con una amplia oferta agrícola. Ecuador puede hacer lo mismo y superarlo, pues tiene a su favor mejores tierras y clima, entre otras oportunidades que abriría el acuerdo comercial. Por lo tanto, hay que luchar sin descanso, porque esta oportunidad que se creía perdida, llegue a concretarse. Eso sí, en la negociación hay que abogar por plazos de protección para productos agrícolas sensibles.