Aberración democrática

Editorial

*EDITORIAL
 
Contra el tiempo, el Instituto Geográfico Militar comenzó a imprimir la papeleta electoral para las elecciones de febrero 7 de 2021. Hasta la hora de cierre de impresión se discutía inscribir a Álvaro Noboa, con lo cual hubieran sido 17 los candidatos presidenciales. Pese a su eliminación la papeleta electoral será una sábana con 16 nombres: una aberración democrática.
 
Una revisión de los idearios de los partidos y movimientos ecuatorianos revela que hay muchas coincidencias en los principios, por lo cual no se necesita más de cuatro o cinco partidos para abarcar ese espectro. Los sistemas de múltiples partidos que funcionan en el mundo no superan los cinco.
 
¿Por qué degeneramos en un multipartidismo extremo? La principal responsabilidad recae sobre el órgano encargado de los procesos electorales. Se ha permitido que sigan con vida partidos que debieron morir, porque primero se bajó el porcentaje de cinco por ciento para mantener la vigencia jurídica, lo que evitó una depuración. Después la partida de defunción política toma años cuando se trata de aliados, pero es sumaria contra opositores. Por último, no hay el suficiente escrutinio para las nuevas organizaciones: se ha permitido la inscripción de partidos con registros dolosos. En el reciente proceso cuatro organizaciones no debían participar, por sus registros fraudulentos, solo quedó fuera una.
 
Otra de las causas está en la financiación estatal, que incentiva crear un partido político por réditos económicos. Son numerosos los partidos formados para venderse a un buen postor. El mejor ejemplo es Justicia Social, partido con el cual pretendía inscribirse Noboa, que nació con dineros de la corrupción de la empresa Odebrecht como confirma la sentencia en el caso Sobornos. La financiación estatal también multiplica el número de aspirantes a un cargo. Por recientes denuncias, se conoce que algunos candidatos condicionan la pauta publicitaria, que paga directamente el CNE a los medios, a que por debajo se ofrezca dinero al candidato.
 
Finalmente, está en juego un ego sobredimensionado de algunos candidatos. Según encuestas, de los 16 apenas tres tienen opciones. Sin embargo, como la ley electoral exige cobertura idéntica para todos, aunque los demás ni siquiera lleguen al uno por ciento de las preferencias ni tengan la trayectoria ni la experticia que se requiere para una candidatura presidencial, tendrán gran exposición mediática. Para elegir bien es necesario menos cantidad y mejor calidad de candidatos, y el tiempo para poder hacer una disección de sus programas y propuestas, y analizar su idoneidad para el cargo público más importante.
 
Se requiere de una cirugía mayor en el sistema electoral y sus leyes para corregir esta deformación que se ha convertido en un cáncer del sistema de partidos. Solo así se podrá mejorar la calidad de la democracia y por ende del sistema de gobierno.